¿Alguna vez te han rondado la cabeza pensamientos como “no soy lo bastante bueno”, “seguramente todo ha sido suerte”, “se darán cuenta de que no tengo idea de lo que hago o que no soy lo suficientemente profesional”?
Si estas frases te resultan familiares y recurrentes, podrías estar experimentando el síndrome del impostor. No siendo catalogado como un trastorno per se, se refiere a la sensación de no ser capaz, sentimientos de inferioridad y sensación de fraude y no merecimiento de los propios éxitos. Esta forma de autosabotaje afecta a estudiantes, profesionales de todo tipo y hasta a líderes en sus respectivos ámbitos, lo que genera inseguridad, ansiedad y falta de confianza en uno mismo.
Gracias a la psicología y, naturalmente, a los psicólogos, puedes aprender a desprenderte de esta sensación, además de fortalecer tu autoestima y confiar en ti mismo de una vez por todas. Acompáñame a descubrir cómo hacerlo.

¿Qué es el síndrome del impostor y por qué aparece?
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que cada vez afecta a más personas. Puede aparecer en distintos momentos de la vida, especialmente cuando asumimos nuevos desafíos como pueden ser un ascenso laboral, un proyecto importante o una transición académica. Así, los expertos en psicología diferencian los siguientes factores que influyen en su aparición:
- Miedo al fracaso y a la crítica: cuando tememos cometer errores tendemos a restar valor a nuestros logros para protegernos de la posibilidad de fallar.
- Falta de autoestima: las personas con baja autoestima suelen poner en duda sus habilidades, sintiéndose inseguras ante nuevos retos.
- Altos niveles de perfeccionismo y autoexigencia: aunque tener altos estándares es positivo, un perfeccionismo excesivo puede convertirse en una carga emocional, generando insatisfacción y miedo constante al error.
- Un entorno altamente competitivo: la presión por destacar puede hacernos sentir que nunca somos suficientes.
- Creencias limitantes adquiridas en la infancia: si crecimos con la idea de que el éxito solo se logra con esfuerzo extremo, podríamos sentir que nunca hacemos lo suficiente.
- Comparación constante con los demás: las redes sociales amplifican esta tendencia, haciéndonos pensar que todos los demás son más talentosos o exitosos que nosotros.
- Ansiedad social: en algunos casos el síndrome del impostor se manifiesta junto con la ansiedad social, haciendo que las personas teman ser descubiertas como «incompetentes» en sus interacciones.
Aunque el síndrome del impostor no es un trastorno clínico, puede distinguirse una sintomatología particular que afecta al bienestar y salud mental de las personas:
- Creencia de no merecer los logros obtenidos: se atribuyen los éxitos a la suerte o a factores externos.
- Insatisfacción permanente: la persona siente que nunca es suficiente y que debe mejorar continuamente.
- Desconfianza hacia las propias capacidades: se experimenta una inseguridad constante sobre habilidades y logros.
- Temor a ser percibido como un fraude: se vive con miedo a que los demás descubran la «falta de valía».
- Desmotivación y evitación de oportunidades: la falta de confianza puede hacer que la persona rechace retos por miedo al fracaso.
- Expectativas de fracaso y autocrítica excesiva: se establecen estándares inalcanzables y se juzga con severidad al no cumplirlos.
- Autocrítica y sentimientos de desesperanza: la autocrítica constante genera un estado emocional negativo persistente.
- Ansiedad y depresión: la presión por mantener un alto rendimiento y el miedo a ser «descubierto» pueden derivar en trastornos de ansiedad y depresión.
Cómo manejar el síndrome del impostor y fortalecer tu confianza
Si te identificas con la sintomatología anterior es probable que estés pensando en hacer unos pequeños cambios. Para ello, te ofrecemos una serie de pautas basadas en la psicología que pueden ayudarte a tomar las riendas de tu vida y ganar la seguridad en ti mismo que mereces:
- Haz una lista de logros
Muchas veces nuestros peores críticos somos nosotros mismos y no precisamente de una forma objetiva. Para combatir esos pensamientos te proponemos realizar un Listado de Logros o Victorias en el que puedas anotar todo aquello que has conseguido en tu vida hasta hoy y ponerlo bien a la vista. Has hecho más de lo que crees.
- Celebra tus pequeños éxitos
No tienes que esperar a que te den ningún premio, ni que nadie te avale como profesional para sentirte exitoso. Cada paso que das es un avance, por pequeños que sean. Y recuerda que cada esfuerzo cuenta para alcanzar tus metas.
- Acepta los cumplidos y créetelos
Si cada vez que alguien reconoce tu trabajo dices, «no es para tanto» o «ha sido cuestión de suerte», detente. Aceptar un cumplido no es arrogancia, es reconocer tu esfuerzo. Responde con un simple «gracias» y permítete sentir orgullo y satisfacción por lo que has logrado, por pequeño que te pueda parecer.
- Compararse no es la solución
Todos somos únicos e irremplazables, por lo que la comparación es una trampa. Siempre habrá alguien con más experiencia, conocimientos o logros profesionales o académicos (o que así lo muestre, sobre todo en redes sociales). No obstante, eso no implica que sea real (es decir, que no esté maquillado en exceso) o que tú seas menos valioso. Por tanto, sigue tus propias metas y objetivos y sigue tu propio camino.
- La perfección no existe
Ningún profesional, por más experimentado que sea, posee un conocimiento absoluto en ninguna materia. Parte de ser profesional radica en la búsqueda de actualización y mejora constantes; por lo tanto, ser un maestro no implica la ausencia de errores, sino la capacidad de investigar, adaptarse, innovar y mejorar continuamente con una actitud humilde que permita el aprendizaje. Preguntar y cuestionarse cosas es natural en cualquier situación.
- Ver los errores como una oportunidad de crecimiento
Nadie es perfecto y eso está bien porque es parte de la vida. El error es una parte natural del aprendizaje. En lugar de castigarte cuando algo no sale como esperabas, pregúntate: «¿Qué puedo aprender de esto?». Ver los errores como oportunidades de crecimiento te hará más resiliente y seguro de ti mismo.
- Rodéate de personas enriquecedoras
Hablar con personas que valoren lo que haces y que te nutran puede ser, además de enriquecedor y sanador, un gran recordatorio de que estás yendo por el buen camino. Busca mentores, amigos o compañeros que te animen en lugar de alimentar tus inseguridades.
- Terapia psicológica
Si los síntomas del síndrome del impostor están afectando notablemente a tu bienestar, un psicólogo o psicóloga puede ayudarte a trabajar estas creencias limitantes y fortalecer tu confianza. El tratamiento psicológico, como la terapia cognitivo-conductual, es una herramienta poderosa para desmontar pensamientos irracionales y fomentar una autoimagen saludable.
Cree en ti: eres más capaz de lo que imaginas
En un mundo donde la información nos asalta desde cualquier lugar es normal compararnos y adoptar una posición crítica hacia nosotros mismos. A la larga, esta falta de autoestima y autoexigencia genera ansiedad y sentimientos negativos que desencadenan la aparición del síndrome del impostor, haciendo que no te sientas suficiente o capaz de realizar lo que te has propuesto. Sin embargo, no es más que un reflejo de nuestras creencias y expectativas.
Gracias a los conocimientos en psicología sabemos que tiene solución. A partir del uso continuado de ciertas pautas basadas en el autoconocimiento, la empatía y la aceptación es posible reducir los síntomas que rodean al síndrome del impostor y lograr un bienestar personal. Si esto no funciona, no dudes en acudir a un profesional de la psicología. Un psicólogo o psicóloga puede ayudarte a reconocer qué te está limitando, y ofrecerte herramientas valiosas para obtener un equilibrio personal y un mayor bienestar. Pedir ayuda es un gran avance hacia la mejora y el crecimiento personal.
Deja de subestimarte y empieza a reconocer tu enorme potencial. Recuerda, eres más capaz de lo que crees y mereces cada uno de los éxitos que has alcanzado hasta ahora.
¡Tú puedes!
Solicita tu consulta psicológica en TEC Psicología (presencial en Fuenlabrada, Madrid) y Terapia En Casa (online).