De forma general es habitual utilizar indistintamente los términos “ansiedad” y “estrés” para describir sensaciones de incomodidad o de tensión emocional. Si bien estos conceptos comparten ciertas características y pueden coexistir, se refieren a fenómenos distintos desde una perspectiva psicológica y neurofisiológica. Comprender la diferencia entre ansiedad y estrés es fundamental para el diagnóstico y para manejarlos de forma adecuada cada uno. Vamos a examinar sus principales características y qué podemos hacer para manejarlas.

¿Qué es el estrés?
El estrés es una respuesta natural del cuerpo y la mente a demandas o desafíos externos. Desde un punto de vista evolutivo, esta respuesta tiene un papel adaptativo: prepara al organismo para enfrentar situaciones potencialmente amenazantes o desafiantes. Cuando una persona se enfrenta a una situación que percibe como demandante, el cuerpo activa lo que comúnmente se denomina como la «respuesta de lucha o huida». Este proceso implica la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que ayudan a preparar al cuerpo para enfrentar el desafío.
Tipos de Estrés
El estrés no es necesariamente algo negativo. De hecho, existen dos formas principales de estrés:
- Estrés agudo: Este tipo de estrés es breve y suele estar relacionado con eventos específicos, como una presentación laboral, un examen o una discusión. Es una respuesta adaptativa que prepara al individuo para enfrentar una situación puntual. Una vez que el evento estresante termina, el cuerpo regresa a un estado de equilibrio.
- Estrés crónico: Ocurre cuando una persona se enfrenta a factores estresantes de manera prolongada. El estrés crónico es el más perjudicial para la salud, ya que mantiene al cuerpo en un estado constante de alerta, lo que puede derivar en problemas de salud física y mental, como enfermedades cardiovasculares, problemas digestivos y trastornos del sueño.
Causas del Estrés
El estrés surge en respuesta a una amplia gama de estímulos o estresores. Algunos ejemplos comunes incluyen:
- Estrés laboral: Exceso de carga de trabajo, conflictos en el lugar de trabajo o falta de control sobre las tareas asignadas.
- Estrés familiar: Conflictos de pareja, problemas económicos o responsabilidades familiares.
- Estrés académico: Exámenes, presión por lograr buenos resultados y plazos ajustados.
- Estrés ambiental: Vivir en un entorno ruidoso, inseguro o caótico puede generar estrés constante.
En resumen, el estrés es una respuesta a factores externos, y cuando los factores estresantes desaparecen, el malestar tiende a reducirse.
¿Qué es la Ansiedad?
La ansiedad, por otro lado, es un mecanismo fisiológico que aunque también tiene una función adaptativa, está más relacionada con la anticipación de amenazas futuras. A diferencia del estrés, que suele estar vinculado a eventos o situaciones concretas, la ansiedad tiende a ser más abstracta y a veces incluso desproporcionada. La ansiedad puede surgir en ausencia de un peligro real, siendo muchas veces una respuesta exagerada a la percepción de amenazas que aún no han ocurrido o que tal vez nunca ocurrirán.
Ansiedad Normal vs. Ansiedad Patológica
Al igual que el estrés, la ansiedad no es necesariamente negativa. Una cantidad moderada de ansiedad puede ser útil, ya que nos mantiene alerta y preparados para afrontar desafíos potenciales. Sin embargo, cuando la ansiedad es intensa, frecuente o desproporcionada con respecto a la situación, puede convertirse en un trastorno. La ansiedad patológica interfiere con la vida cotidiana, generando un malestar significativo y dificultando el funcionamiento normal en diversas áreas de la vida.
Causas de la Ansiedad
La ansiedad, al igual que el estrés, puede estar influenciada por factores externos. Sin embargo, también existen causas internas que predisponen a una persona a desarrollar un trastorno de ansiedad. Algunos de estos factores incluyen:
- Factores genéticos: Las investigaciones han demostrado que la ansiedad tiene un componente hereditario. Las personas con antecedentes familiares de trastornos de ansiedad tienen más probabilidades de desarrollar un trastorno.
- Factores biológicos: La disfunción en neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y el GABA puede predisponer a una persona a sufrir de ansiedad.
- Factores psicológicos: Las experiencias traumáticas, especialmente en la infancia, pueden contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad. La baja autoestima, la hipersensibilidad al juicio de los demás y un estilo de pensamiento catastrófico también son factores de riesgo.
- Factores ambientales: Una infancia marcada por inseguridad, estrés crónico o sobreprotección por parte de los cuidadores puede aumentar la probabilidad de desarrollar ansiedad.
Diferencias Clave entre Ansiedad y Estrés
A pesar de que el estrés y la ansiedad comparten síntomas comunes, como la inquietud, la tensión y la fatiga, existen diferencias fundamentales entre ambos fenómenos.
Causa o Desencadenante:
- El estrés surge en respuesta a un factor externo identificable, como una situación de trabajo o una relación interpersonal difícil. Es una reacción a una situación concreta.
- La ansiedad suele estar relacionada con preocupaciones abstractas o con la anticipación de eventos futuros. A menudo, no hay un desencadenante externo claro o, si lo hay, la reacción puede ser desproporcionada.
Temporalidad:
- El estrés tiende a ser de corta duración cuando está relacionado con situaciones específicas. Una vez que el estresor desaparece, la sensación de estrés disminuye.
- La ansiedad puede persistir a lo largo del tiempo, incluso en ausencia de un estresor identificable. En casos de trastornos de ansiedad, los síntomas pueden ser crónicos.
Función Adaptativa:
- El estrés tiene una función adaptativa clara. Nos prepara para enfrentar desafíos y puede mejorar el rendimiento en situaciones críticas.
- La ansiedad, cuando es moderada, también puede ser adaptativa, ya que nos alerta sobre posibles peligros. Sin embargo, cuando es desproporcionada, deja de cumplir esta función y se convierte en un obstáculo.
Síntomas Físicos:
- En situaciones de estrés, los síntomas físicos suelen estar relacionados con la respuesta de lucha o huida: aumento del ritmo cardíaco, sudoración, tensión muscular y fatiga.
- En casos de ansiedad, los síntomas físicos pueden ser más persistentes y menos relacionados con un evento puntual. Los síntomas típicos incluyen mareos, sensación de irrealidad (despersonalización), hormigueo y dificultad para respirar.
Conclusión
Aunque estrés y ansiedad están relacionados y pueden presentar síntomas similares, son fenómenos diferentes en términos de sus causas, naturaleza y tratamiento. El estrés está más vinculado a factores externos y es temporal, mientras que la ansiedad puede ser crónica y estar relacionada con preocupaciones abstractas o desproporcionadas. Para un manejo eficaz de ambos problemas, es fundamental comprender estas diferencias y buscar el tratamiento adecuado que puede incluir intervenciones psicológicas, cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, medicamentos.
Si sientes que no gestionas bien la ansiedad o el estrés, no dudes en escribirnos.
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