Terapia en casa

El duelo en la edad infantil

¿Cómo solemos manejar el duelo infantil?

La muerte es un tema que, lejos de normalizarse como algo natural y parte final de la vida, parece que buscamos a toda costa alejarnos de esta posibilidad, por tanto, es un tema del cual no se habla hasta que sucede y únicamente en adultos.

Se cree que alejando a los niños y niñas de este tema y de este ambiente se les protege y, realmente, no se hace más que todo lo contrario. Actuando de esta manera se les niega el desarrollo de estrategias de afrontamiento adecuadas para asimilarlo y tener un proceso de duelo adecuado que necesitan tanto como los adultos.

El negar la participación de los niños en rituales de despedida y el acceso a la persona que fallece, lejos de ayudarle a no sufrir les genera mayor sufrimiento, ya que no solo es una situación que no entienden, sino tampoco cuentan con sus figuras de referencias para que se lo expliquen, por tanto, el infante se puede ver en este caso desvalido y abandonado no solo por la persona que muere, sino por sus propios referentes.

También hay ocasiones en las que se explica a los niños o niñas lo que ha sucedido y lo que implica la muerte de este familiar o ser querido y se espera de ellos y ellas una conducta que dista mucho de ser la que se recibe. En otras palabras, de manera no necesariamente consciente se le exige al niño o niña que se sienta y se comporte de determinada manera, que entienda lo que está pasando y por tanto que lo supere, cuando estas tres cosas son inviables, dado que su manera de funcionar es diferente a los adultos. Los niños y niñas tienen sus propias maneras de expresar el dolor, necesitan su tiempo y no tienen que superarlo cuando el adulto así lo solicite.

De hecho, en ocasiones se pueden observar motivos de consulta en adultos por una mala experiencia de niños, por ejemplo: vivir el fallecimiento de personas con gran vínculo emocional de quienes no se pudieron despedir, personas que años más tarde entendieron que habían fallecido, y que estas situaciones han dejado en estas personas huellas emocionales de gran profundidad y que incluso pueden ser unas de las bases de su malestar actual.

¿Qué deberíamos hacer para ayudar a los niños y niñas con el proceso de duelo?

Es necesario ofrecer conocimiento general a la población sobre este tema, flexibilizar la apertura a los niños, permitirles herramientas adecuadas para su expresión y afrontamiento y sobre todo, un tiempo y espacio seguro para hacerlo.

En cuanto a cómo manejar el duelo en niños y adolescentes, siguiendo con lo expuesto, debemos darles opciones y herramientas adecuadas para su expresión, ofrecer un espacio seguro para hablar de ello y que puedan permitirse sentir el duelo durante el tiempo que así lo requieran, sin prisas y sin exigencias.

Además, es necesario que tengamos en cuenta que es muy probable que los padres no hagan esto con mala intención, sino porque que ellos mismos carecen de las herramientas necesarias para gestionar, incluso, su propio duelo, que no sepan hacerlo o que no se permitan sentirlo.

Del mismo modo, entender que el duelo es un proceso emocional que tiene lugar tras la ruptura de un vínculo y que no solo sucede posterior a la muerte de una persona, a lo largo de la vida, tenemos experiencias de duelo: ruptura de relación, cambio de domicilio, de trabajo, instituto, universidad, etc. Es decir, constantemente nos vamos separando de elementos y personas con los que hemos desarrollado un vínculo afectivo y es natural que esta separación duela y que nos genere un proceso superarlo.

Adicionalmente, se presentan en muchas ocasiones tanto en niños, adultos y personas mayores, el miedo a la muerte. Si un niño, tras experienciar la muerte de un ser querido no obtiene la información necesaria de lo que implica, es probable que cada vez que se separe de alguien piense que no volverá o es que esa persona haya muerto, lo cual profundizará aún más esa herida emocional.

Entonces, ¿qué debemos hacer?

El primer paso para manejar el duelo en niños y adolescentes es ofrecer una apertura comunicacional, donde se le explique al infante de manera adecuada y siendo factible para su entendimiento, lo que sucede y lo que implica la muerte. Del mismo modo, es necesario mantener ese espacio para responder sus dudas y que sea disponible para el momento en el que el niño o niña requiera acceder a él.

Ofrecer tiempo y espacio, cada persona necesita su propio tiempo para llevar a cabo un proceso de duelo, los niños también, es por eso que no se les presione para hablar o para expresar emociones, del mismo modo en que se le ofrezca un espacio donde poder hacerlo sin prisas, sin juicios y de la manera en que así lo sientan.

Herramientas

Los niños no necesariamente saben cómo expresar lo que sienten, con lo cual pueden adoptar conductas que en muchos casos son disruptivas, no saben canalizar sus emociones y probablemente tampoco sepan porque se comportan de esta manera. Por eso es posible enseñarles a expresarse a través de juegos, dibujos, música y otras actividades artísticas que permitan incorporar también todos sus sentidos en dicha expresión.

Percibir que está bien sentir lo que sienten y manifestarlo, esto se puede conseguir gracias a la comunicación abierta con personas de su referencia, si el niño o la niña observa al adulto llorar entenderá que se es permitido llorar y es probable que su conducta sea similar, si por el contrario no observa en ningún caso una expresión emocional en el adulto, puede interpretar que no es correcto o es inapropiado hacerlo, por tanto, es necesario que como adultos consintamos a los niños expresar su sentir.

Si estás pasando por una situación similar y no sabes cómo manejarla, ya sea con tu peque o contigo mismo/a, contacta con nosotros; cualquiera de nuestros profesionales estará dispuesto a ayudarte a superar el proceso de duelo.

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