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En el artículo anterior empezamos a ver de manera general el efecto que tiene y ha tenido las malas noticias en los jóvenes y adolescentes, sobre todo a nivel emocional.
Sin embargo, los factores que pueden promover el desarrollo del agotamiento emocional son muy variados y veremos a continuación aquellos a los que los adolescentes le hacen frente continuamente.
Son muchos los elementos que pueden producir el agotamiento emocional, pero destacaremos algunos más importantes:
Como hemos visto hasta ahora, las malas noticias constantes que se reciben a través de distintos medios es un factor importante para provocar un agotamiento emocional, sobre todo, no contar con fuentes veraces de información a las cuales acudir y verificar lo leído anteriormente, sin embargo, este no es el único factor, realmente son un conjunto de ellos.Dentro de los más importantes, encontramos:
Aislamiento social, irritabilidad, escasa comunicación, cansancio continuo, desinterés y desmotivación general, sobre todo en actividades que eran placenteras; falta de participación en actividades en casa o sencillamente escasos deseos de compartir.
Desesperanza, pensamientos de inutilidad general, de que todo está mal y no hay posibilidad de cambiar. Pensamientos como: “para qué voy a hacer esto”, “no tiene sentido”, “es perder el tiempo”, “me da igual todo”.
La falta de atención también es un síntoma del agotamiento emocional. Los adolescentes se pueden sentir tan abrumados que les es imposible atender adecuadamente e incluso recordar con precisión las conversaciones, del mismo modo, es habitual escuchar frases como: ‘algo de eso me suena, pero no lo sé bien’.
El nerviosismo, ansiedad, miedos y angustia son muy frecuentes en algunos casos y en otros los “me da igual” son protagonistas, con lo cual, es frecuente que este agotamiento emocional derive en sintomatología ansiosa o depresiva, e incluso ambas.
Toda esta sintomatología descrita, puede conllevar a unos patrones conductuales negativos que empeoran el malestar como lo son: el abuso de sustancias y tecnología, hipervigilancia, búsqueda excesiva de control, ingesta emocional, variaciones en los estados de sueño y vigilia y adicionalmente, desarrollo de síntomas somáticos como lo son: dolores de cabeza, migrañas, estreñimiento o diarrea, problemas gastrointestinales, etc.
Para empezar, podemos hacer muchas cosas por aliviarles, entre ellas, hablar con ellos y permitirles hablar, considero particularmente que es la más importante.
Ofrecerles un lugar donde puedan expresarse sin ser criticados ni minados, donde el valor de sus preocupaciones se evidencie como igual frente a cualquier otra preocupación (sea o no de adultos).
Transmitirles seguridad y esperanza de que existen maneras para cambiar las cosas.
Ofrecerles respuestas a sus dudas, lo más importante es que estas respuesta sean sinceras y reales, si en caso contrario, no lo sabemos dar porque no tenemos respuesta, también es importante que lo comuniquemos, así verán que la preocupación no es solo válida, sino también compartida. Si no sabemos algo, podemos decir, no sé. No podemos tener la respuesta para todo y eso no está mal.
Verificar las fuentes que utilizan para informarse y ofrecerles información verificada. Podemos exponer posibles trasfondos de la situación y las ganancias de los medios de comunicación (rankings o visualizaciones y ganancias económicas) lo cual influye en la noticia que se da. Del mismo modo, también ayudará discutir con ellos y analizar las diferentes situaciones, fomentando así el desarrollo del criterio personal.
Recuperar el espacio del disfrute, no todo puede ser trabajo, estudios y obligaciones, es tan importante eso, como lo es el espacio y tiempo de disfrute, busquemos el equilibrio. Una de las maneras para lograr esto es desconectándonos de las redes sociales e internet en general, retomando actividades placenteras dentro del núcleo familiar o sencillamente actividades placenteras donde no intervengan los medios de comunicación.
El establecimiento de rutinas y límites es esencial para evitar el agotamiento emocional. Si nosotros como adultos no tenemos y/o no inculcamos límites adecuados, ¿cómo podrían aprenderlo ellos?
Enseñar que no necesitamos estar al tanto de lo que sucede cada minuto. Se puede programar un tiempo para eso en el día, y el resto, invertirlo en otras cosas también importantes.
Retomar actividades físicas, hobbies, relajación y de autocuidado.
Sobre todo, aprender que no podemos (aunque queramos) controlarlo todo, es esencial, al igual que debemos aprender y enseñar a sobrellevar vicisitudes, la incertidumbre, la frustración y en especial, controlar las expectativas.
Si tienes dificultades para afrontar las situaciones, manejar la incertidumbre y el malestar que esto te genera, no dudes en escribirnos y te ayudaremos a desarrollar todas estas herramientas esenciales para nuestro bienestar.