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A menudo, las personas me preguntan ‘realmente, ¿qué es la terapia de pareja?’ Como bien dice su nombre, la terapia de pareja es el proceso terapéutico en el que se trabajan las diferentes problemáticas, dificultades, incomodidades, bloqueos, etc., en una relación de pareja. Aunque también se puede trabajar con otro tipo de relación de tipo sentimental, romántica y sexual.
La terapia de pareja consiste en discernir la problemática de la pareja concreta y, una vez se han enfocando las necesidades sobre las que trabajar, estableciendo unos objetivos claros, se pone en práctica ese trabajo necesario mediante una serie de tareas y reflexiones que la pareja realizará fuera de las sesiones, pero bajo la guía y acompañamiento de la terapeuta.
Generalmente, se lleva a cabo mediante sesiones semanales o quincenales, en las que por norma general, se trabaja con las personas que forman la relación de pareja en conflicto. El trabajo principal y el esfuerzo debe venir en su totalidad de parte de las personas interesadas en mejorar su relación, siendo necesario además un trabajo personal.
Su objetivo es aportar herramientas para que las personas implicadas encuentren la mejor manera de estar y sentirse cómodas en su día a día, preferiblemente en pareja, pero si esto no es posible, entonces por separado. Así que lo esencial no es estar juntos/as/es cueste lo que cueste, sino conseguir estar bien, estar a gusto, estar conformes y felices.
En definitiva, todo lo que tenga que ver con la dinámica de pareja: cualquier aspecto que genere una sensación de malestar que no desaparece ni mejora y que no sabemos cómo cambiar.
La terapia de pareja trabaja hacia la mejora de la vivencia de la relación, obviamente mediante la implicación de ambas personas en el trabajo de terapia. Se proponen herramientas con las que las personas tendrán que trabajar en su día a día fuera de sesión, junto al acompañamiento y guía de la terapeuta a lo largo de las sesiones, hasta que las necesidades pertinentes estén conseguidas.
Lo fundamental, es estar en una relación de pareja o en una relación con vínculos románticos, emocionales, sexuales… es decir, mantener un tipo de relación con otra/s persona/s, querer apostar por esa relación, querer mantenerla y tener algún tipo de bloqueo o problemática que no se pueda o se sepa resolver.
Como segundo paso es estar en disposición para ello, de trabajar para resolverlo. Si accedemos porque nuestra pareja nos insiste, pero no tenemos el suficiente convencimiento, o no confiamos en la terapia, o pretendemos acudir a las sesiones pero no hacer nada después, lo usual es que la terapia no funcione, o se alargue mucho en el tiempo. Porque el trabajo principal, el cambio necesario hacia mejores opciones que sirvan a ambos/as, es querer llevarlo a cabo y poner energía en ello.
Esto también implica el llevar esos cambios a la práctica. “Poner todo el fuego en el asador”: hacer el esfuerzo, colaborar y apoyarse para el trabajo mutuo y dar lo mejor de sí en el trabajo individual, cuando lo haya. Comprender los procesos, reflexionarlos y esforzarse para materializar el cambio deseado.
Puede ocurrir, como comentaba anteriormente, que una de las personas de la relación no confíe en la terapia, piense que esas cosas no funcionan, o no quiera colaborar con la propuesta de terapia de pareja.
La realidad es que no se puede mantener en el tiempo una relación con problemas, cuando al menos una de las personas implicadas lo detecta y quiere el cambio, mientras la otra se opone a reconocer la situación. Tarde o temprano, todas las personas tenemos un límite y llega el día en que o se da el paso para el cambio o la relación se rompe.
Una sola persona de las implicadas en la relación no puede tirar sola del carro, es insostenible. Si consideramos que tenemos problemas importantes que no sabemos resolver y siendo una cosa de dos y la otra persona implicada no pone de su parte, es posible que nos mantengamos así en el tiempo hasta que la situación sea insostenible, o que haya que poner fin a la relación.
Si detectamos un problema o bloqueo en nuestra relación de pareja o sentimental, podemos acudir a una terapia de pareja. Si el bloqueo lo tenemos a nivel individual, pero está afectando a la persona con la que compartimos una relación, es posible hacer terapia de pareja combinada con terapia psicológica individual. Si nuestro problema es a nivel sexual, podemos acudir a terapia sexológica. Y si el bloqueo se da a nivel de sexualidad compartida, puede ser que sea necesaria una terapia de pareja o sexual, depende de la problemática concreta.
En cualquier caso, se pueden resolver estas dudas en una breve primera entrevista donde una persona profesional nos recomendará en función de nuestra necesidad cuál es la mejor intervención para nosotros/as/es.
Si consideras que necesitáis u os puede venir bien un acompañamiento en trabajo de pareja, no dudes en ponerte en contacto con nosotras, estaremos encantadas de atenderte y resolver tus dudas y necesidades.
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