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¿Cuántas veces hacemos cosas que no queremos o no nos apetece en ese momento, para complacer a los demás?
Y es que nos aterroriza pensar en quedar mal, crear un conflicto y hasta que nos dejen de buscar o de querer.
Para eso y mucho más existen las conocidas – y a veces no tan conocidas – “Habilidades sociales” y aunque podamos pensar que, si sabemos comunicarnos y tener amigos ya sabemos interactuar, lamento decirte que no es así.
Las habilidades sociales son un repertorio de conductas que sirven para relacionarnos con los demás de una manera más efectiva, nos permite crear y transmitir mensajes – que pueden ser sentimientos, deseos, pensamientos, opiniones, etc – de forma adecuada, además de estrechar lazos y sobre todo otorgarnos un lugar distinto al que le otorgamos al otro – este lugar que ocupamos debería de ser prioritario-, se trata de considerar a las demás personas y considerarnos a nosotros mismo a la hora de decir, hacer o simplemente interactuar con alguien.
¿Sabías que la falta de habilidades sociales son base de muchos trastornos psicológicos?
En efecto, la falta de habilidades sociales, el mantenimiento de conductas desadaptativas o inaceptable socialmente, produce un mal funcionamiento de la persona en distintos ámbitos, como lo son la resolución efectiva de problemas, gestión emocional, intensificación de síntomas depresivos y de ansiedad, mala relación con el entorno, sentimientos de soledad, empeoramiento de la percepción que tenemos sobre lo que sucede en nuestro alrededor, entre otros muchos tantos.
Uno de los componentes de las habilidades sociales, se trata de la famosa “Asertividad” y es a través de la cual, debemos conocer y transmitir nuestros derechos, lo que pensamos y sentimos respetando siempre nuestros límites y los de la otra persona.
¡Sí, has leído bien, NUESTROS DERECHOS! para empezar, tenemos derecho a sentirnos agotados y por lo tanto a descansar, al igual que podemos darnos la oportunidad de no hacer nada – fíjate, a veces es hasta terapéutico – tenemos derecho a decir que “No”, y tenemos derecho a no siempre estar cuando nos demandan algo (favores, atención, etc). También es importante tener la confianza en uno mismo para decir que no te apetece en ese momento hacerlo, o que estás ocupado/a, y no puedes acudir.
“…YO no me encuentro capaz de hacerlo…” Son frases que se escuchan más veces de las que se imaginan, y la verdad es que TODOS somos capaces de hacerlo, lo único es que falta entrenamiento.
¿Cómo se entrena?
Podemos empezar con cosas muy sencillas e ir gradualmente empleándolo en situaciones cada vez más comprometidas.
-Plantéate y haz una lista de cuales son aquellos momentos en los que te suelen solicitar algo y sueles estar ocupado, situaciones en las que te cueste decir “No”, ¡Recuerda es importante hacerlo de manera gradual, con lo cual escribe dichas situaciones en orden de gravedad empezando por la menos grave o más sencilla para superar!
– Cuando tengas la lista hecha y organizada, cuando suceda alguna de las situaciones planteadas en las condiciones que para nosotros es conflictiva, podemos acompañar la respuesta con una justificación y a continuación, una reorganización del tiempo para la ejecución. Por ejemplo: “No puedo ahora, estoy estudiando, en una hora estaré contigo”
– Después de practicar en las primeras situaciones (no tan complicadas) este tipo de respuesta, iremos eliminando elementos de la oración, por ejemplo: “No puedo ahora, estoy estudiando, te aviso cuando acabe”.
– Una vez que nos sintamos cómodos con estas respuestas y estemos más adaptados a priorizarnos, podemos iniciar con respuestas más concretas y sin mayor justificación, por ejemplo: “Ahora no puedo, te aviso luego”
Uno de los pasos más importante de todo este trabajo es aprender a decir “No quiero” o “No me apetece”, es normal que, si estamos un domingo viendo una peli en casa, calentitos en el sofá y nos llamen para bajar, por ejemplo, no siempre nos apetezca, estos son los momentos en los que podemos empezar a aplicar estas respuestas, inicialmente agregando la justificación e ir retirándola poco a poco.
¡Cuidado con las maneras de decirlo!
Recuerda que, parte de la asertividad, es respetar los derechos del otro y los límites que nos separan, además de mantener un lenguaje y tono educado, no hace falta imponernos, es solo plantear nuestras decisiones.
La asertividad, nos sirve para diversas situaciones, como hemos comentado, nos permite expresarnos y hacernos entender de mejor manera, afianzar nuestras decisiones, gustos y preferencias, mejora la autoestima y la confianza en nosotros mismos, además de resolver infortunios. Es determinante para cualquier situación, con lo cual nos ayudara a desenvolvernos de mejor forma tanto a nivel social, familiar, marital y laboral.
Es por esto que, es muy importante saber decir que NO, y sobre todo saber que no está mal hacerlo. No debemos imponer siempre las necesidades del otro frente a las nuestras.
¿Crees que tienes dificultades a la hora de desenvolverte o que careces de habilidades sociales? Como has podido observar a lo largo de este artículo, las habilidades sociales son la base para mantener un buen equilibrio emocional, si crees que puedes necesitar ayuda al respecto, no sabes decir que no o no sabes comunicarte adecuadamente, no dudes en contactarnos a través de: info@terapiaencasa.es o dale a contacto
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