Por Isabel Roca, Psicóloga sanitaria y Redactora colaboradora de Terapiaencasa.es
Cada vez escuchamos más términos como el “cutting” como una “moda” entre niños y adolescentes. Estas conductas autolesivas se pueden definir como comportamientos anormales realizados con la intención de autolesionarnos físicamente a través de diferentes acciones, como tirarse del pelo, hacerse heridas en la piel o golpes. Existe un elevado porcentaje de niños que se autolesionan y que se provocan daño de forma deliberada para afrontar sentimientos o emociones difíciles que no saben gestionar. Esta situación genera en padres y cuidadores sentimientos de confusión, de enojo e impotencia. A continuación vamos a tratar el tema para ver qué podemos hacer.
¿Por qué un niño puede llegar a autolesionarse?
La mayoría de las autolesiones no se hacen con el fin de terminar con la propia vida si no de eliminar emociones desagrables que en ese momento sufren y que no tienen herramientas para gestionarlo, como puede ser la preocupación, la culpa, el enfado o la tristeza. Hay niños que no saben gestionar la frustración o que las cosas no salgan como esperan que, junto a niveles de impulsividad, desencadena en una agresividad tan incontrolable que acaban haciéndose daño a ellos mismos. Es un mecanismo de escape ante situaciones de mucho impacto emocional.
Posibles causas
Dentro de todas las causas posibles encontramos diferentes factores:
Factores biológicos: hipersensibilidad sensorial, discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo como el Trastorno del Espectro Autista
Factores de personalidad: rasgos de impulsividad, desregulación emocional, baja autoestima, aislamiento social, bajo estado de ánimo, problemas de alimentación y de sueño, excesiva dependencia al adulto
Factores sociales: más común en niñas que en niños, conflictos familiares o en el colegio
Estos comportamientos derivan en una gran cantidad de problemas como son repercusiones psicológicas, emocionales y sociales. Si este comportamiento no se trata a tiempo, es posible que pueda derivar en daños más graves y empeoramiento de su salud mental.
Algunos mitos sobre las autolesiones que debemos conocer es:
Hacerse heridas es la única forma de autolesión de la que preocuparse – Realidad: las heridas físicas son las consecuencias que vemos de un dolor emocional y psicológico interno.
Las autolesiones son llamadas de atención o son dramáticos – Realidad: Las conductas autolíticas tienen la intención de disminuir el dolor y el malestar, no de exagerar el dolor que sienten.
Las niñas son las únicas que se autolesionan – Realidad: aunque hay mayor porcentaje en niñas estas conductas aparecen a muchas edades y en cualquier género y estatus social o económico.
Si le pregunto a mi hijo sobre las autolesiones es posible que quiera intentarlo de nuevo – Realidad: hablar disminuyen las posibilidades porque entenderá que le está ocurriendo y sabrá que si vuelve a sentirse de esa manera puede contar con vosotros como apoyo y compasión y no como reproche.
Los niños y adolescentes lo superarán solos – Realidad: aunque algunas de estas conductas puedan tener carácter evolutivo, no tratar de forma preventiva o temprana puede generar mayores problemas emocionales como depresión, trastornos de ansiedad, problemas sociales y de rendimiento académico, entre otros.
Como padres o familiares de un niño que está sufriendo es complicado hacerle ver al menor la importancia de terminar con estas acciones, ya que no suelen comunicar abiertamente la situación por la que están pasando. Por ello es importante:
Dedicar tiempo a hablar con ellos sin interrupción ni juzgar, que se pueda sentir libre para expresar lo que le ocurre. Adoptar una posición sin prejuicios donde se escuche más de lo que habla, expresando amor y preocupación.
Prepárate para una posible reacción fuerte. Por vergüenza o culpa puede que nuestro hijo se moleste o se niegue a hablar, muéstrele preocupación y lo severo que es el problema.
Habla con el pediatra y coméntale lo que está ocurriendo.
Evitar chantajear, amenazar, o culpar, permitir que el niño se pueda expresar como pueda, ya que podemos conseguir todo lo contrario
Evitar dar “ultimátum”, es necesario ser comprensivo, compasivo y positivo, dotándole de esperanzas de solucionar lo que le genera tanto sufrimiento
Mostrarse accesible para comunicarse con nosotros cuando lo considere, sin presionar.
Haz que el entorno sea seguro, retirando objetos potencialmente peligrosos como cuchillos, medicamentos, armas, objetos afilados.
Comunicarse con la escuela para ver qué está ocurriendo.
Brindarle estrategias para gestionar sus emociones (llanto, comunicar con padres, hermanos o profesores)
Cuida el tiempo que pasa su hijo en las redes sociales y en qué plataformas. Es importante establecer un plan de consumo de pantallas de familia.
Prioriza la salud mental y las relaciones familiares, pasando tiempo juntos de calidad, reducir los niveles de estrés y fomentar cuidado personal como una prioridad.
Aconseja a tu hijo sobre las situaciones que está pasando, respetando su privacidad.
Autolesionarse es una forma de autodestruirse, por lo que la prevención e intervención precoz va a evitar empeorar la situación. Dentro de los tratamientos que podemos llevar a cabo la terapia cognitivo-conductual ha demostrado una gran eficacia en este tipo de situaciones donde ya ha aparecido el comportamiento autolesivo. A través de esta terapia se entrenará al menor en resolución de problemas, gestión adecuada de sus emociones, tolerancia al malestar o búsqueda de ayuda a través de formas de comunicación eficaces. Esta intervención se puede combinar con tratamiento farmacológico. Si consideras que tu hijo puede estar sufriendo y no sabéis como gestionarlo, no dudes en ponerte en contacto con Terapia en casa.
Si tus hijos o menores a cargo están pasando por un problema así, no dudes en pedir ayuda. Nuestro equipo de profesionales estará encantado de ayudarte a superar este y otros problemas.
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