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Conocemos el viernes negro o Black Friday como el día que se inaugura la temporada de compras navideñas con “rebajas importantes” en muchas tiendas y grandes almacenes. Aunque comenzó en Estados Unidos, se ha extendido a todo el mundo. A esta festividad se le une el Cyber Monday, un día dedicado a compras por internet. Con esta serie de descuentos y rebajas se une un problema, los delitos de robo, suplantación de identidades, así como la compra compulsiva.
Las fuerzas y Cuerpos de Seguridad del año pasado registraron casi 300.000 delitos relacionados con las compras online, un incremento significativo con respecto a hace 5 años. En ese sentido algunas recomendaciones para reducir la probabilidad de una estafa son las siguientes: visita webs conocidas y fiables (siempre empezarán por “https: //”), examina la dirección de correo electrónico del remitente para evitar entrar en cuentas donde se ha suplantado la identidad de una persona o una marca (en sitios de fraude suelen haber errores ortográficos y gramaticales) y utiliza la seguridad de tu dispositivo electrónico.
Cuando hablamos de la adicción por las compras compulsivas (llamada Oniomanía) entendemos una forma de compra compulsiva que nos lleva a adquirir objetos o servicios de forma desproporcionada y más allá de nuestras posibilidades económicas. Hablamos de una compra más emocional que racionalizada. Este trastorno no tiene una categoría en los manuales de diagnóstico clínico, pero se encuadra dentro de los trastornos adictivos sin sustancia, que afecta principalmente a mujeres de entre 20 y 30 años y es un trastorno asociado a problemas del estado de ánimo, baja autoestima y baja tolerancia a la frustración.
El problema principal a la hora de identificar si presentamos una adicción a las compras reside en que vivimos en una sociedad de alto consumo donde, a nuestro alrededor y diariamente, compramos cientos de objetos principalmente productos de ropa, calzado, tecnología, productos de belleza… Podemos entender lo disfuncional de la conducta cuando el hecho de comprar deja de ser agradable y se convierte en un problema donde la persona pierde el control y lo acaba utilizando como un desahogo emocional.
La adicción a las compras se caracteriza por la presencia de impulsos excesivos y recurrentes por comprar y, aunque la persona realiza intentos por controlarse, no lo acaba consiguiendo o lo consigue en un porcentaje de ocasiones ínfimo. Este exceso de compras produce un deterioro personal y familiar, y la conducta se repite pese a las consecuencias negativas que conlleva. Esta compra se convierte en una necesidad psicológica urgente.
La compra compulsiva se vuelve en adicción cuando el impulso por comprar supera el mecanismo de control y se compran constantemente productos innecesarios, se gasta más dinero del que debería o utilizamos dinero dirigido a otro objetivo (pago del alquiler, comida, préstamos) para realizar las compras. Además, estas conductas generan niveles muy altos de culpabilidad por haber perdido el control y afectan a la autoestima. Estas conductas se asocian con rasgos obsesivos y compulsivos. Para vencer estas sensaciones de angustia y tristeza, la persona puede recurrir a realizar nuevas compras y el círculo se estrecha cada vez más. Además, conforme se va agravando el problema se pueden llegar a situaciones de deudas excesivas, ruina económica, deterioro de las relaciones interpersonales, entre otros.
Las compras suplen necesidades emocionales. Todas las personas tenemos una serie de necesidades emocionales que si no se cubren por medios naturales se sustituyen por drogas, alcohol, abuso de comida o compras. Ante una frustración, una forma rápida de obtener placer es ir de compras. Compensamos vacíos emocionales con objetos materiales. Comprar es una forma de evadirnos de las sensaciones de malestar o frustración que puede producir los problemas de la vida diaria.
En la compra compulsiva aparece un sentimiento real de “vacío personal”, es decir, la persona está convencida de que puede llenar ese hueco al hacer esa compra. Además, experimenta sensaciones positivas una vez se ha realizado la compra. En época de rebajas, el miedo a perder una buena oferta incentiva a comprarlo lo antes posible.
Si crees que la situación se ha desbordado y estás sufriendo o algún familiar o conocido por este problema, contacta con uno de nuestros especialistas en salud mental para ayudarte a superar este problema. Desde la terapia psicológica te daremos herramientas para el control de impulsos y te enseñaremos las estrategias adecuadas ante la aparición de los deseos frenéticos por comprar. Te apoyaremos emocionalmente en este proceso para que puedas recuperar el control en tu vida.
Referencias:
De la Gándara-Martín, J. J. y Osorio-Guzmán, A. (2020). Compra compulsiva ¿enfermedad o exceso?. Adolescere, VIII (2): 26-31.
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