Por Isabel Roca, Psicóloga y Redactora de Terapiaencasa.es
Tu psicóloga de urgencias
El suicidio es el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma intencionada, consecuencia de un malestar y sufrimiento emocional y psicológico grave.
En otro artículo de esta serie hablábamos sobre los mitos del suicidio, en este vamos a detectar señales de alerta y qué podemos hacer si un familiar o nosotros mismos estamos teniendo ideas de suicidio.
Señales de alerta
Es importante detectar señales de alerta que nos indican que la persona está teniendo serios pensamientos de acabar con su vida y que pudiera estar planificándolo. Estas señales de alerta son una oportunidad para brindarle el apoyo que necesita. Si consideras que alguien conocido está actuando de una forma extraña, está aislada, que ha cambiado su carácter, habla con él sobre lo que está pasando. Entre ellas encontramos:
Ha verbalizado que no hay manera de terminar con el dolor o con la idea de acabar con su vida en algún momento
La persona ha fijado una hora y un lugar donde cometer el acto
Tiene medios disponibles para hacerse daño (armas, medicamentos)
Habla o escribe sobre la muerte, morirse o el suicidio
Se involucra en actividades peligrosas de forma irresponsable
Expresa sentimientos de desesperanza
Expresa sentimientos de ira, rabia, venganza, culpa
Aumento del consumo de alcohol o de drogas
Expresa sentimientos de verse atrapado sin salida ni solución posible
Aislamiento social
Patrones anormales de sueño
Cambios drásticos en el humor y en la activación corporal (de la agitación a la inactividad)
Se desprende de sus posesiones o se despide de su familia o amigos
Pérdida de interés en muchas actividades
Si sabes que un familiar, amigo, conocido está sufriendo una posible amenaza de suicidio:
Si la persona tiene una idea planificada y tiene los medios para llevarlo a cabo, ponerse en contacto inmediatamente con el 061 o el 112 y a la línea de atención 024.
Conserva la calma, intenta no reaccionar de modo exagerado.
Permanece a su lado hasta que la crisis haya pasado.
Anima a la persona a buscar ayuda profesional.
Habla con la persona, muéstrele que entiendes que se sienta desesperado y que se encuentra en una posición frágil. Hágale saber que hay ayuda disponible, que se sentirá mejor en el futuro y permítele que hable sobre sus pensamientos.
No discutas con la persona ni le desafíes.
Hablar con otras personas que lo conozcan.
Ofrecer ayuda en tareas prácticas, puede proporcionar a la persona la oportunidad de hacer otras tareas también importantes, pasar algún tiempo intentando resolver la situación o dando tiempo libre.
Acepta que tu ayuda puede ser rechazada, no es tu compañero/a quien lo rechaza, sino la angustia vital.
Dile que no quieres que se muera, que le quieres y le aprecias.
Pregúntale sobre sus motivos y ofrécele otro punto de vista.
Deshazte de cualquier elemento con el que la persona podría quitarse la vida (armas, cuerdas, medicamentos…).
Cuídate a ti mismo para reducir las posibilidades de agotamiento y de estrés.
Qué hacer ante la posible conducta suicida:
Toma las señales de alerta en serio y pregunta a la persona si lo está pensando y tiene un plan en mente. Pide ayuda inmediatamente a los servicios de emergencia.
Acepta tu reacción, pero intenta mantener autocontrol.
Aceptar lo que diga de forma abierta, directa y honesta.
Pasa tiempo con esa persona, distráelo y verbalízale lo importante que es para ti.
Retira cualquier medio disponible (armas, cuerdas, cinturones, medicinas, alcohol, drogas).
Decidir en conjunto que hacer y qué decisión tomar. Es probable que necesites contar con más ayuda (compañeros, padres, amigos cercanos u otras personas) para convencer a la persona de que busque ayuda profesional.
Qué debes evitar:
No hablar del tema, es necesario que la persona comunique cómo se siente.
Banalizar y desafiar sus intenciones.
Gritar, reprochar o quejarse sobre sus ideas.
Comparar con otras personas o situaciones vitales.
Juzgar la decisión desde el rechazo a la persona sin empatía.
Mantenerlo en secreto sin comunicarlo a otras personas que puedan ayudar.
No preguntar sobre sus pensamientos, aunque sean duros.
No dar soluciones simplistas.
No le intente ayudar solo, busca a alguien. Aunque lo conozca, necesita ayuda.
Si te está ocurriendo a ti:
Busca ayuda lo antes posible, un familiar o amigo en quien confíe, además de ayuda tanto psicológica de emergencia (línea contra el suicidio, 024, y emergencias, 112).
Aunque no se te ocurra otra solución, no significa que no la haya, si no que en este momento no la puedes ver.
Habla de cómo te sientes y acerca de tus pensamientos sobre el suicidio y permanece acompañado hasta que se vayan esos pensamientos.
La crisis es transitoria, pospón la decisión al menos 24 horas, mañana podremos ver soluciones alternativas.
Piensa en cosas o personas que te han ayudado a superar momentos difíciles, y apóyate en ellas.
No te aísles, trata de salir y mantente acompañado.
No consumas drogas, medicamentos no prescritos ni alcohol. Estas sustancias alivian cierto malestar inmediato pero posteriormente aparecen de nuevo.
Muchas personas que alguna vez han pensado en el suicidio no querían en realidad morir si no acabar con el sufrimiento, recuerda que el sufrimiento es temporal.
Céntrate en tu día a día.
Intenta mantenerte sano, practicando algún ejercicio físico, actividades agradables y alimentación sana, te sentirás con más energía y se liberarán ciertas sustancias agradables para el cerebro.
Escribe cómo te sientes en un diario, donde puedas escribir pensamientos y sentimientos positivos cuando aparezcan esas ideas.
Si estás pasando un momento complicado y algunos de estos conceptos resuenan en ti o en algún familiar o amigo, no dudes un segundo en consultar con un profesional. Recuerda que la prevención salva vidas, y que siempre existe una salida diferente.
Si sientes impulsos suicidas, puedes ponerte en contacto con el teléfono de la esperanza (717 003 717) o a la línea de atención contra el suicidio (024).
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