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En el área clínica de la psicología -como también en otras áreas en general dentro del ámbito sanitario – suelen utilizarse tres conceptos diferentes entre sí, que permiten elaborar la evaluación pertinente de la persona con la que empezaremos a trabajar. Se tratan de los siguientes: Síndrome, Trastorno y Enfermedad mental.
Estos conceptos es muy probable que lo hayas escuchado con anterioridad y que incluso pienses que se pueden utilizar de forma indistinta, lo cual suele crear confusión en la persona que recibe el mensaje o sencillamente no permite un adecuado entendimiento de que es lo que realmente le sucede a la persona.
Partimos por conocer que el primer paso para poder hacer esta diferenciación y la evaluación de la persona, debemos conocer cuáles son sus síntomas.
El síntoma podría decirse que es una señal, esa primera manifestación de una irregularidad que nos puede indicar que algo en la persona no va bien. Se refiere a ese comportamiento de la persona que debe ser observable y comprobable.
Seguramente en este momento te preguntarás cómo se podrían determinar los síntomas en psicología, y es muy sencillo: recordemos que la psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano, los eventos internos del individuo y por supuesto la mente. Cuando nos sentimos de determinada manera, lo manifestamos tanto verbalmente como no verbalmente, por tanto, hay muchas maneras de comprobar la existencia de un síntoma. Por ejemplo, si nos sentimos con síntomas de ansiedad o depresión, podremos observar alteraciones en nuestro comportamiento y también en nuestro organismo, a éstos se les denominan síntomas fisiológicos, que serán una parte importante lo que formará el cuadro clínico.
El síntoma por sí mismo no ofrece toda la información que necesitamos para poder ayudar a la persona. Adicionalmente, en psicología es poco común que la persona exprese un solo síntoma, de hecho, en muchas oportunidades, la persona que acude a nosotros en consulta, puede manifestar más de un síntoma relacionados o no con una misma afectación.
Sabiendo entonces que el síntoma es la unidad más pequeña que se manifiesta cuando puede presentarse alguna alteración, el conjunto de estos síntomas pasa a llamarse “Síndrome”.
Por tanto, el Síndrome es un concepto que engloba los síntomas que se presentan juntos en la persona que vamos a evaluar, lo que permite la formulación de un cuadro clínico. Sin embargo, es importante conocer que estos síntomas que componen el síndrome pueden variar o mantenerse estables en el tiempo.
El trastorno hace énfasis en el cambio que existe en el estado de salud que puede tener una persona, lo cual genera malestar y otras consecuencias en los procesos mentales (a nivel cognitivo o incluso del desarrollo) de quien lo padece.
Este cambio puede ser tanto a nivel corporal o físico, orgánico o comportamental, en el que dichas alteraciones pueden estar asociadas a desórdenes y otras patologías.
Cuando hablamos de Trastorno mental, nos referimos a un concepto amplio que se refiere a una alteración de la salud mental, el cual no necesariamente debe ser consecuencia de una patología orgánica o somática, es decir, los trastornos pueden ser producto o no de enfermedades.
Partiendo de esto, podemos incorporar el concepto de enfermedad mental, el cual refiere que, para que dicha afección que presenta la persona sea considerada enfermedad, los síntomas que se manifiestan deben de ser de tipo orgánico, presentar cambios anatómicos y que debe ser producto de causas biológicas identificables.
En general, la enfermedad es un proceso de afección que puede presentar un ser vivo, el cual genera una alteración – con diferentes niveles de gravedad – en su bienestar y salud.
¿Cuál sería la diferencia concreta entre un trastorno y una enfermedad?
La diferencia radica en que la enfermedad señala una causa específica de la alteración en el estado de salud. Hay un motivo concreto que genera dicho cambio y que tal motivo es de tipo biológico. El trastorno, es un concepto más amplio y que no presenta una causa orgánico determinante.
Una vez que ya hemos hablado de estos términos y las diferencias de cada uno de ellos, es muy importante hacer la aclaración pertinente cuando se hablen de temas relacionados con la salud mental, dado que esta clarificación de los términos que usamos puede proporcionarle mayor carga emocional, generando mayor preocupación tanto para nosotros mismos como para nuestro interlocutor/a de aquello que nos pasa, si se usan de manera inadecuada.
Recordemos que esa valoración debe ser hecha por un profesional de la salud mental, porque como se ha visto a lo largo del artículo, son muchos los factores a considerar para realizar un adecuado cuadro clínico y es mucha la información que debe ser recabada para evitar diagnósticos erróneos. Por este motivo, es importante que evitemos etiquetar como nos sentimos o lo que nos ocurre nosotros mismos, ya que es probable que nos equivoquemos y nos generemos peor malestar sin necesidad.
Tienes dudas sobre síntomas que puedas estar teniendo, crees que es posible que tengas algún trastorno. Comunícate con nosotros a través del correo de info@terapiaencasa.es o dale a contacto (recuerda la primera sesión es gratuita). Tenemos un gran equipo de profesionales detrás con una formación que te puede ayudar, ya no sólo a tratar, en muchas ocasiones a poder orientarte.
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