Terapia en casa

Desestigmatización de la Terapia Psicológica: Un Enfoque Necesario

La terapia psicológica ha sido durante mucho tiempo un tema tabú en nuestra sociedad. En los últimos años, principalmente tras la pandemia y el desarrollo de las redes sociales, se han hecho avances significativos en la aceptación de la salud mental como un componente crucial del bienestar general, aunque aún persisten estigmas que dificultan la búsqueda de ayuda psicológica cuando la necesitamos. Como psicóloga, he visto de primera mano cómo estos estigmas pueden tener consecuencias devastadoras para aquellos que sufren en silencio.

En este artículo vamos a explorar estrategias y enfoques para desestigmatizar la terapia psicológica, promoviendo una visión más abierta y saludable de la misma. 

Entender el estigma

El estigma asociado con la terapia psicológica a menudo se basa en malentendidos y prejuicios. Algunas de las creencias más comunes incluyen:

• La terapia es solo para «locos»: Esta es una de las ideas más dolorosas y estigmatizantes. La realidad es que la terapia no es únicamente para personas con trastornos mentales graves como puede ser la esquizofrenia, la depresión o las adicciones, cualquier persona que quiera mejorar su bienestar emocional, aprender a adaptarnos a los cambios de nuestra vida, enfrentar desafíos personales o desarrollar estrategias para manejar el estrés. 
• La terapia es un signo de debilidad: Buscar ayuda se percibe erróneamente como una señal de fracaso o debilidad, cuando en realidad es un acto de valentía y autoconocimiento. Al igual que si me pongo enfermo voy al médico de cabecera, si me siento mal o con angustia vital la terapia nos ayuda a recobrar el equilibrio. 
• La terapia no funciona: A pesar de la evidencia científica que respalda la efectividad de diversas modalidades de terapia, persiste la creencia de que hablar con un terapeuta no produce cambios reales.
• “No creo en la psicología”: La psicología no es una cuestión de fe, sino de ciencia. Los psicólogos sanitarios utilizamos el método científico para comprender todos aquellos procesos cognitivos, emocionales, de aprendizaje y sociales que se dan en la persona. Los psicólogos no predicamos con dogmas o interferimos en los valores e ideologías de las personas, ayudamos a la persona a mejorar a través de un vínculo saludable entre paciente y terapeuta
• “La terapia no sirve para nada”: La terapia sirve y funciona si le damos una oportunidad para que funcione. Si nuestra actitud es positiva, proactiva, de búsqueda de cambio y compromiso con el tratamiento, funciona. En cambio, si nuestra actitud es hostil, pasiva, pensamos que el psicólogo nos lo va resolver todo sin que nosotros hagamos nada, no servirá.
• “Debería manejar mis propios problemas solo”: Lo cierto es que sería estupendo poder solucionar solos nuestros problemas, pero la realidad es otra. No llegamos a todo. Y es francamente difícil tener la objetividad necesaria como para hacer un diagnóstico de nosotros mismos o poder hacer una lectura clara del problema o crisis que atravesamos. Es importante saber pedir ayuda, ponerte en las manos de otra persona. Y si son las del psicólogo podrás encontrar un espacio de confianza donde poder poner sobre la mesa los problemas con el objetivo de solucionarlos POR TI MISMO, pero con ayuda profesional, con un guía.
• “Los psicólogos sólo cobran por escuchar”: Escuchamos con cierta frecuencia que los psicólogos sanitarios no hacemos nada, sólo escuchamos durante el tiempo que dure la sesión. Esto es absolutamente falso. Además de escuchar durante la sesión hacemos muchas otras cosas, de hecho es un “trabajo mental” intenso. Y después de las sesiones, planificamos las próximas citas, preparamos material, corregimos pruebas, preparamos informes y muchas otras cuestiones que no se ven durante la sesión.

¿Cómo desestigmatizar?

La educación es una herramienta poderosa para combatir el estigma. Es crucial que las campañas de salud mental incluyan información precisa sobre qué es la terapia, cómo funciona y a quién puede beneficiar. Los medios de comunicación, las escuelas y el sistema público deben desempeñar un papel activo a la hora de compartir esta información. Para ello:

• Compartir historias de éxito: Compartir testimonios de personas que han mejorado significativamente sus vidas a través de la terapia puede ayudar a humanizar y normalizar la experiencia terapéutica.
• Programas educativos: Integrar la educación sobre salud mental en los currículos escolares puede ayudar a las generaciones más jóvenes a entender y aceptar la terapia desde una edad temprana.
• Talleres: Ofrecer talleres sobre salud mental en el lugar de trabajo y en las comunidades puede proporcionar un espacio seguro para discutir estos temas y desmitificar la terapia.
• Hacer más accesible la terapia, por ejemplo a través de la teleterapia. La terapia en línea ha demostrado ser una opción y conveniente para muchas personas. Facilitar el acceso a plataformas de teleterapia reduce barreras geográficas y de tiempo. 
• Conversaciones cotidianas entre familiares y amigos ayudan a crear un entorno más abierto y comprensivo.
• Organizar eventos y campañas de concienciación sobre salud mental puede mantener el tema en la conciencia pública y fomentar una discusión continua.  

Nuestro rol en la desestigmatización radica en que no somos únicamente profesionales de la salud mental, sino también agentes de cambio social. Nuestro papel incluye también hablar de la salud mental a través de artículos o de webs como la que ahora mismo estás leyendo, normalizar los temas de salud mental. 

Desestigmatizar la terapia psicológica es un proceso que requiere un esfuerzo colectivo y continuo. A través de la educación, el acceso mejorado y la normalización, podemos trabajar juntos para crear una sociedad en la que buscar ayuda para la salud mental sea visto como un acto de fortaleza y sabiduría. 

Como psicólogos, tenemos la responsabilidad de liderar este cambio, utilizando nuestra voz y experiencia para abogar por una comprensión más profunda y una aceptación más amplia de la terapia psicológica. Solo entonces podremos asegurarnos de que todos aquellos que necesiten ayuda se sientan empoderados para buscarla, sin miedo ni vergüenza.

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