639 208 003 |

Terapia en casa

Primera sesión gratuita y sin compromiso

Terapia Psicológica Sanitaria desde 37 €

Equipo multidisciplinar a tu disposición

Estás a un solo paso de sentirte mejor

Domina tus creencias y mejora tu calidad de vida

Por Laura Castellano Genovés, Psicóloga y redactora de Terapiaencasa.es

¿Cómo afecta lo que creo en mi día a día?

Cada día de nuestra vida tenemos percepciones diferentes sobre distintas cosas, esto nos permite evaluar situaciones, comportamientos, actitudes tanto nuestros como de otros, desarrollar soluciones, encontrar salidas y, sobre todo, nos permite explicar lo que ocurre.

En parte, los pensamientos guían nuestra conducta, nos indican qué debemos hacer, cómo debemos hacerlo, qué posibles consecuencias tendrán nuestras acciones, etc.

Digo en parte, porque no siempre actuamos acorde a lo que pensamos, incluso podemos actuar de manera completamente opuesta. Esto sucede tras un análisis que hacemos mentalmente de las situaciones y de sus consecuencias. Un ejemplo sería preocuparnos habitualmente por el calentamiento global y no seguir una rutina de reciclaje; o rechazar rotundamente algo y al final aceptarlo; caer en lo mismo o actuar con cierta afinidad porque es lo que “debo” hacer, “así me lo piden”, “mi trabajo depende de eso”, presión social, entre otros motivos.

Por tanto, nos comportamos en mayor o en menor medida según lo que pensamos, sin embargo, actuaremos con mayor facilidad, naturalidad y de manera más coherente a lo que realmente creemos, es decir, mientras más creamos en algo, más actuaremos en función a eso, esto se llama convicción.

“Actuaremos con mayor facilidad, naturalidad y de manera más coherente centrándonos lo que realmente creemos”

Las convicciones son ideas o creencias que tenemos arraigadas en nosotros, que no dudamos y que además estamos muy convencidos de eso.

Por ejemplo, si creemos irrefutablemente que las personas podemos cometer errores y que éstos carecen de una intencionalidad negativa (predeterminada), es probable que nos sea más fácil perdonar un conflicto, superar ciertas situaciones sociales e incluso será mucho más sencillo para nosotros ser flexibles en ese sentido.

Sin embargo, si creemos que, tras un error, hay una intención de hacer daño (oculta o no) y que las personas hacen las cosas premeditadamente, es probable que desconfiemos de quienes nos rodean, que tengamos un nivel de activación muy elevado constantemente, que afecte nuestras relaciones y nuestra calidad de vida.

Imagen de geralt en Pixabay

Como has podido ver en este ejemplo, hay creencias que son de alguna manera más racionales y otras que son más irracionales. En el primer caso, la creencia de que todos podemos errar en cualquier momento, y que esto no necesariamente conlleve en sí mismo una mala intención, es una idea que no solo nos permite, como hemos dicho, ser flexibles con los demás, sino también con nosotros mismos. Partiendo de esto entendemos que nosotros también podemos errar, que podemos buscar maneras de enmendarlo y seguir adelante, evitando así sentimientos de culpa, autoexigencia y, por supuesto, tener unas expectativas razonables y saludables.

En el segundo caso, encontramos todo lo contrario, observamos una idea muy rígida e inflexible y con unas consecuencias muy negativas para nuestra vida. Creer que tras un error siempre hay una mala intención, que la idea es hacer daño y por ende es planificado, nos lleva a no solo pensar que las personas “me” quieren hacer daño y no me puedo fiar de nadie, sino que también origina en nosotros sentimientos de soledad, incomprensión, expectativas inalcanzables para nosotros y para los otros, una serie de emociones displacenteras, agotamiento tanto físico como emocional y, por supuesto, muy mala calidad de vida.

Ahora, todo esto que te he venido explicando hasta este momento, es la base de nuestros pensamientos.

No se trata de absolutismos, es decir, no se trata de que todo mi pensamiento sea dirigido a creencias irracionales o racionales, no. Todos tenemos estos dos tipos de creencias, lo ideal es que logremos identificar cuáles son nuestras ideas irracionales para poder trabajar en ellas.

Partimos entonces de decir que las Creencias Irracionales nos generan malestar, son un fragmento de la base de nuestros problemas emocionales y, por tanto, el no atenderlas y modificarlas ocasionará en nosotros peor calidad de vida.

Seguro que te preguntarás ¿Cómo sé cuáles son mis creencias Irracionales? o ¿Cómo sé que tengo este tipo de creencias?

Pues la verdad es que hay creencias que no son difíciles de reconocer y otras que sí lo son, lo cual dependerá de lo instaurada que esté esa idea en nuestro pensamiento y en nuestra vida, al igual que de cómo nos referimos a ella o cómo las manifestamos.

Entre el tipo de creencias irracionales más habituales encontramos los Absolutismos, ¿Cómo los identifico?

Pues son esos pensamientos o ideas que se encuentran siempre en los extremos, es un todo o un nada, blanco o negro y que parece que es una regla, no puede ser de otra manera a la que pienso. Como decíamos en el segundo ejemplo expuesto:

Todas las personas actúan con mala intención, de manera premeditada y con la finalidad de hacer daño

Si esto es así, significaría que Ninguna persona tiene buena intención hacia a mí o hacia los otros.

El problema principal de las creencias irracionales es que se extienden, como si se tratara de ramificaciones, con lo cual nos puede generar otros pensamientos como los siguientes: “todos me quieren hacer daño”, “no estoy seguro/a con ninguna persona” “estoy solo/a” “no puedo confiar” … al igual que creer que si se acercan a nosotros es porque hay una intencionalidad negativa encubierta, interés, etc.

“Los absolutismos son pensamientos o ideas que se encuentran siempre en los extremos”

En general las creencias irracionales, como hemos visto, generan otros pensamientos que no solo van a generalizar a otras situaciones y personas, sino que también se tornan hacia nosotros escondiendo aspectos más específicos y personales. Por ejemplo:

“Si todos me buscan es por algo que les interesa”->”una vez que lo obtengan se irán” ->”me dejarán solo/a” -> “No soy capaz de mantener a alguien a mi lado…”

Otro ejemplo de absolutismos sería: “mis padres (amigos/parejas…) nunca van a cambiar, porque siempre han sido así”

Todos los días cambiamos, actualmente no somos quien éramos hace 5, 10 o 15 años; esto se debe a la experiencia. Aprendemos continuamente de nuestras vivencias, sin embargo, lo que podemos mantener es nuestra esencia y distintas características que son más difícil de cambiar, entre ellas aspectos biológicos.

¿Qué es lo que sucede con este tipo de creencia absolutista?

Pues que el cambio que esperamos está fuera de nosotros, es decir, el énfasis del problema lo ubicamos fuera, depende de otras personas que no podemos controlar.

Cuando pensamos que determinada persona no va a cambiar, probablemente sea porque no reconoce lo que está ocurriendo, incluso puede no tener idea, o sencillamente el valor que le da a la situación o a “eso” que entendemos nosotros como problema es diferente o inferior, por tanto, no surge el cambio, lo cual no significa que es qué No se pueda cambiar.

“No cambiaremos algo que no creemos que necesitemos cambiar”

Es necesario conocer las ideas que puedan estar teniendo una consecuencia negativa en nuestra vida y en las vidas de las personas que nos rodean. Por lo tanto, si recibimos algún señalamiento, ¡no reaccionemos!, intentemos empatizar y analizar la razón por la que nos están diciendo eso.

Identifica tus creencias para mejorar tu calidad de vida
Imagen de Pixabay

No olvides que si te has sentido identificado con este artículo o consideras que se te dificulta encontrar tus Creencias irracionales, puedes contactar con nuestro centro de psicología online a través del apartado Contacto de esta web o enviándonos un correo a info@terapiaencasa.es.

Fotos cedidas gratuitamente por Pixabay

Empieza el cambio
Reserva tu cita gratuita