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Nadie nos explica lo que representa realmente ser padres, hasta que llega el momento de serlo, con lo cual, nos queda ir aprendiendo en el camino.
¿A que sería ideal tener un manual para guiarnos y saber que no nos equivocaremos? Sin embargo, no es así.
Es normal sentir inseguridades de saber si estamos haciendo las cosas bien o mal, sobre todo cuando la respuesta la tendremos en el futuro. Pero mientras, hacemos lo mejor que podemos, además siempre nos han dicho que “todo sale bien si lo hacemos con amor”, ¿no es así?
En cuanto a la crianza de nuestros hijos, puede que nos evaluemos una y otra vez, pero ¿nos damos cuenta de lo que realmente les enseñamos?
A través de nuestras conductas, nuestros hijos aprenden, somos sus principales modelos, ellos copian respuestas verbales y corporales, caras y gestos que hacemos, y millones de nuestras características – Sí, es necesario destacar que existe un componente biológico que participa en todo esto – de las cuales nos reímos y hasta nos sentimos orgullosos; suena muy bien, pero, no todo esto es positivo, ellos también copian las conductas negativas o desadaptativas. El miedo en exceso como lo es temor para correr riesgos; la inseguridad, la falta de capacidad para resolver problemas, el perfeccionismo, la sobre exigencia, caras de tristezas constantes, arrogancia y hasta dolores, todo esto lo pueden copiar.
Le transmitimos a nuestros hijos todo lo que somos y lo hacemos con todo el amor que tenemos, pero a su vez, le transmitimos nuestros propios miedos.
Pensemos por un momento, cuantas cosas no le dejamos hacer a nuestros hijos por miedos que son únicamente nuestros
Cada vez que les decimos “bájate que te puedes caer” por miedo a que se lastime y velando por su seguridad, también le estamos enseñando que no será capaz de mantenerse en pie, de resolver problemas o que luego no podrá levantarse, que necesitará siempre la ayuda de alguien, del mismo modo que cuando le decimos “no toques eso, que se puede romper” limitamos su aprendizaje y conocimiento de nuevos objetos y sus funcionalidades -esto evidentemente, cuando no se corre un riesgo real-
¿Cuánto los sobreprotegemos?
Si hemos tenido una crianza y niñez difícil, es normal no querer repetir ciertos patrones de nuestros padres, – nuevamente, no hay manuales de los niños ni tampoco de ser padres – pero mientras tenemos ese afán, podemos estarlos repitiéndolos sin darnos cuenta y hasta creando nuestros propios patrones desadaptativos. Ese querer evitar sufrimiento, enseñar de una manera más productiva y eficiente a cómo nos enseñaron, hacer lo posible por no causarles dolor encerrándolos en una burbuja que a la larga será peor para ellos, porque la vida real no es así.
Ayudemos a nuestros hijos a conocer el mundo, no los limitemos, quitemos esos “NO” al inicio de cada frase, entendamos que nuestros miedos son únicamente nuestros y quienes lo debemos superar somos nosotros, cambiemos esas frases que repetimos constantemente – y que seguramente nos dijeron en su momento – por un “sigue tú puedes”, “hazlo, pero con cuidado” “sigue subiendo” “¡venga va!” “levántate y continúa”.
No olvidemos que fuimos niños y que nos caímos, puede que hasta en ocasiones no hayamos hecho caso y estamos hoy aquí con ellos, es decir, no fue tan grave.
Enseñémosles a ser valientes, independientes, seguros de sí mismos, que puedan tomar sus propias decisiones, a gestionar sus emociones y esto sólo lo conseguiremos si los dejamos conocer, atreverse y sobre todo a caerse y a levantarse, mientras aguantamos nuestros miedos e inseguridades.
“No estamos aquí para evitar que caigan, estamos para ayudarles a levantar”
¿Hemos pensado que, en ocasiones tienen caras largas porque copian las nuestras?
Como hemos dicho antes, los niños todo lo copian – o casi todo – en este sentido ¿nos hemos percatado de cuál es nuestra actitud normalmente? El reflejo que tiene nuestra mirada, que puede ser de cansancio, preocupaciones, tristeza, y un sinfín de motivos… ellos también lo notan, y hasta pueden acostumbrarse a que tengas esa cara, y como para ellos es algo normal, también lo copian y hasta puedes no darte cuenta. Terminamos teniendo hijos con caras que no son de felicidad y que, en efecto, no les corresponden.
Prestemos atención a los mensajes que les enviamos, hablemos con ellos, experimentemos con ellos, aprovechemos a hacer cosas nuevas que no hicimos y démosles herramientas que les ayudará en su desarrollo y desenvolvimiento, eduquemos con seguridad y hagamos de nuestros hijos personas seguras de sí mismas, dejemos el miedo a un lado y acompañémoslos a crecer sin cargas.
Después de leer este artículo puede que te vengan muchas cosas a la mente y entre ellas dudas e inquietudes, recuerdos concretos sobre situaciones y obstáculos a los que te has tenido que enfrentar en la crianza de tus hijos. Si es así, no dudes en contactar con nosotros, escribe a: info@terapiaencasa.es o dale a contacto
En Terapiaencasa.es podemos guiarte en este camino, en el desarrollo de tus propias conductas más adaptativas y en reconocer y aceptar aquello que puede estar interfiriendo en tu rol.
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