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Se ha visto desde hace algunos años, especialmente desde el 2020 con el inicio de la pandemia, una elevada preocupación de los jóvenes por su futuro, tanto inmediato como a largo plazo.
Se sabe que la pandemia incrementó las sensaciones de incertidumbre en todas las áreas de la vida, especialmente a nivel laboral, lo cual no ha afectado solo a los adultos; los adolescentes y jóvenes se han visto alarmados por la posible dificultad que se presenta a la hora de buscar trabajo, independizarse, crear una familia, etc.
Añadido a esto, encontramos que la continua recepción de información negativa se ha intensificado gracias a los medios de comunicación. Esto no significa que las malas noticias no existieran desde antes, ni que no hubiese recursos informativos; lo que significa es que se han ampliado dichos medios para recibirla y, en parte, es gracias a las redes sociales.
Si bien las redes sociales han servido para comunicarnos y estar actualizados, hay menos filtros para la transmisión de información (en internet en general). En ocasiones, encontramos información falsa o bulos e incluso desinformación (aquella donde el contenido no ofrece respuestas ni conocimiento de una situación, sino todo lo contrario, aumenta la incertidumbre), lo cual, tiene un efecto nocivo para todos nosotros.
Esto se ha visto especialmente en la pandemia. Nuevamente, no es que no existiera antes, es que ahora se transmite con mayor facilidad, velocidad y sin tanta veracidad como la que es transmitida por otros medios e incluso anteriormente.
Mirando hacia atrás, el 2020 fue un año que inició con malas noticas, y lo peor es que esta tendencia se ha mantenido hasta el día de hoy. La característica pandémica nos hizo a todos estar al tanto de la situación y su evolución, por ende, el mantenerse informado era esencial. Sin embargo, las malas noticias han invadido toda fuente de información.
Seguro pensarás que los adolescentes (por su propia etapa evolutiva) no han podido sufrir tanto impacto con respecto a esto y menos si los comparamos con otros grupos de edad, incluso esos pensamientos han podido incluir algunos como:
“Ellos solo piensan en fiesta”, “mi hijo está molesto porque no puede quedar con la novia y los amigos”, “mi hija no hace más que estar con el móvil y con videos llamadas” “mis hijos son vagos, nunca han pensado en trabajar y menos ahora, todo lo tenemos que hacer su padre y yo, ellos no ayudan en nada”.
Aunque es cierto que la adolescencia es una etapa complicada y que las prioridades no siempre son las que esperan los padres, esto no los exime de verse afectados y que incluso no lo digan (algo muy habitual en estas edades).
Uno de los síntomas más habituales del agotamiento emocional es el aislamiento y la pérdida de motivación por hacer cosas, incluso aquella que nos son placenteras. Actualmente, esto esta siendo motivo de muchas consultas psicológicas.
La exposición constante a la información poco veraz y muy negativa, en este período tan largo ha llevado a muchos jóvenes a desarrollar agotamiento emocional, y lo peor de todo, a perder la esperanza en un futuro mejor.
Es evidente que, cada etapa evolutiva se ha podido ver afectada por las malas noticas de manera diferente, sin embargo, no significa que sean más importantes unas que otras.
Los adultos hemos podido desarrollar la capacidad de sobreponernos a las adversidades, hacerles frente y superarlas a lo largo de nuestra vida y experiencias(resiliencia). Sin embargo, los adolescentes pueden no tener esta resiliencia tan desarrollada, por tanto, se han podido ver mucho más susceptibles a estas malas noticias que un adulto y por este motivo, a sus consecuencias a nivel emocional.
Aunque podamos empatizar con ellos, lo cual es totalmente necesario, hay una brecha generacional (esto implica que hay diferencia significativa en la experiencia vivida por cada grupo, mayormente por las condiciones ambientales de la época), ya que, no hemos vivido esa etapa en las mismas condiciones y con los mismos parámetros. Por ejemplo, aunque muchos adultos consideren poco importante el efecto que tiene el Internet y en especial, las redes sociales, actualmente es un medio que puede ser muy hostil para algunos chicos y chicas, sobre todo, si no poseen las habilidades necesarias para enfrentarlo.
Imaginemos por un momento cómo nos sentiríamos si por todos lados obtenemos información negativa. Si abrimos alguna aplicación como Twitter, Facebook, Instagram e incluso Tik tok esperando divertirnos y lo que realmente ocurre es que nos recuerda lo mal que va el mundo. Si enciendo la televisión, la radio o pongo un Podcast y es la misma información y los mismos temas todo el tiempo. Si, adicionalmente, no sé cómo establecer límites personales adecuados y por tanto no sé cómo decir “Basta ya”. Si mis amigos están en mi misma situación y los adultos de mi entorno infravaloran mis preocupaciones…
–Aunque no lo parezca, esto también pasa en la edad adulta–
La falta de un lugar seguro donde poder expresarse y por supuesto, las herramientas adecuadas para hacerlo, es uno de los motivos más importantes que producen y mantienen el agotamiento emocional.
En el siguiente artículo hablaremos con mayor profundidad de los elementos que pueden afectar y producir el agotamiento emocional en los jóvenes y adolescentes.
Si este es tu caso o tienes adolescentes en casa en quien observes que puede estar teniendo agotamiento emocional, contacta con nosotros y cualquiera de nuestros profesionales podrá ayudarles a trabajar para disminuir este agotamiento emocional.
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