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Cuando hablamos de Demencia hacemos referencia a un síndrome neurodegenerativo que cursa con la aparición de alteraciones cognitivas, conductuales, sociales, emocionales y físicas que van a repercutir progresivamente en la funcionalidad y autonomía personal, generando un abandono progresivo de su participación en actividades diarias, sociales, de ocio y de autocuidado. Es una condición de salud de carácter crónico y progresivo.
El abordaje integral de la demencia se basará en la complementariedad de estrategias farmacológica, no farmacológicas (psicosociales) y regulación psicológica y conductual.
Desde el DSM-V se han modificado los criterios respecto a su versión anterior. Se introduce el concepto de “trastorno neurocognitivo” que se dividirá en tres categorías: delirium, trastorno neurocognitivo menor y trastorno neurocognitivo mayor. En estas dos últimas clasificaciones se diferenciaran en función de la intensidad, de los síntomas y su repercusión en la funcionalidad del paciente.
Dentro del trastorno neurocognitivo menor, algunos de los criterios que encontramos son los siguientes:
A. Evidencia de un declive cognitivo modesto desde un nivel previo de mayor desempeño en uno o más de uno de los dominios cognitivos referidos:
1. Preocupación del individuo, de un tercero informado o del facultativo con respecto a un declive modesto en las funciones cognitivas
2. Declive en el desempeño neuropsicológico, implicando un desempeño en los tests del rango de una a dos desviaciones estándares por debajo de lo esperado en la evaluación neuropsicológica reglada o ante una evaluación clínica equivalente
B. Los déficits cognitivos son insuficientes para interferir con la independencia (p. ej., actividades instrumentales de la vida diaria, tareas complejas como manejo de medicación o de dinero), pudiendo ser preciso esforzarse más, utilizar estrategias compensatorias o hacer una acomodación para mantener la independencia.
En cuanto a los criterios diagnósticos propuestos para el trastorno neurocognitivo mayor encontramos:
A. Evidencia de un declive cognitivo sustancial desde un nivel previo de mayor desempeño en uno o más de los dominios cognitivos referidos:
1. Preocupación del individuo, de un tercero informado o del facultativo con respecto a un declive sustancial en las funciones cognitivas
2. Declive en el desempeño neuropsicológico, implicando un desempeño en los tests del rango de dos o más desviaciones estándares por debajo de lo esperado en la evaluación neuropsicológica reglada o ante una evaluación clínica equivalente
B. Los déficits cognitivos son suficientes para interferir con la independencia (p. ej., requieren asistencia para las actividades instrumentales de la vida diaria, tareas complejas como manejo de medicación o dinero).
La demencia va evolucionando de una manera diferente en cada persona y las dificultades se van a presentar de diversas formas. Algunas de las dificultades más comunes asociadas a la demencia son las siguientes:
Por otro lado, la Terapia Ocupacional es una disciplina fundamentada en el abordaje terapéutico integral y multidisciplinar que incluye tratamiento farmacológico como no farmacológico y van dirigidas a conseguir la máxima funcionalidad de la persona en cada etapa de su vida y de la enfermedad. La herramienta básica de trabajo es el análisis de la actividad y de la ocupación, que incluye la adaptación del entorno. En los últimos años se ha desarrollado una creciente investigación sobre la intervención de la Terapia Ocupacional en demencias, informando de los potenciales beneficios para la salud del paciente y de los cuidadores, así como en la ralentización de los síntomas de la enfermedad.
Una vez realizado el diagnóstico, el abordaje del tratamiento debe ser global y dirigido a paliar los síntomas. Se evaluará de una forma exhaustiva la situación personal de cada individuo, analizando sus capacidades y limitaciones actuales, habilidades, patrones de desempeño, rasgos de personalidad, motivación y desempeño en las áreas ocupacionales actuales y las expectativas de cambio o de avance de la enfermedad. También se evaluará el entorno (posibilidades ambientales que van a potenciar o limpiar el desempeño ocupacional de la persona). Con estos datos se diseña el plan de tratamiento y posteriormente se van evaluando los avances tras su implantación.
Dentro del Plan de Tratamiento encontramos la puesta en práctica de programas de entrenamiento y reeducación en las actividades de vida diarias, programas de psicoestimulación, entrenamiento en comunicación y socialización, entrenamiento funcional y en habilidades de compensación de limitaciones, la adecuación del entorno y la reestructuración ambiental. Dentro de los programas de psicoestimulación cognitiva se trabajarán los diferentes componentes para un rendimiento cognitivo y funcional así como el incremento de la autonomía personal.
Paralelamente se trabajarán la adaptación, selección y diseño de apoyos, actividades y entornos, así como el asesoramiento sobre pautas de actuación y estrategias a familiares, cuidadores y profesionales implicados en la vida del paciente.
La intervención irá dirigida a mantener en lo posible las áreas ocupacionales de la persona mediante diversas técnicas que el terapeuta irá adaptando a la evolución de la demencia y al grado de deterioro que el paciente presente en cada estadío de la enfermedad.
Algunas recomendaciones si tenemos un familiar con algún tipo de demencia son las siguientes:
Además, es necesario mantener las actividades de la vida diaria del paciente, teniendo en cuenta algunas recomendaciones:
Si necesitas ayuda o asesoramiento respecto a la terapia ocupacional en pacientes con demencia, puedes contactar con nuestro equipo especializado, estaremos encantadas y encantados de ayudarte a ayudarles.
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