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Me desperté un día, después de no haber podido dormir continuo toda la noche, muy agitada, sentía que mi corazón podía salirse en cualquier momento. Me dispuse a empezar con mis rutinas diarias, desayunar, sacar a mi perro a pasear, ducharme y empezar a trabajar. Sin embargo, mi cabeza no paraba de darle vueltas al mismo asunto en el que llevaba unos cuantos días pensando -y es que me ha llamado mi jefe para reunirnos el viernes y valorar el último trabajo enviado- y cada vez que mi cerebro se inmiscuía en este tema, empezaba a sentir unas mariposas en el estómago; la situación se estaba poniendo incómoda.
Al día siguiente, me notaba aún más cansada, era mi segunda noche sin dormir y tenía muchísimas cosas atrasadas que me quedaron del día anterior, no sé porque, pero siento que mi cabeza divaga mucho y no soy capaz de enfocarme en una cosa, cuando me doy cuenta, estoy pensando en cosas muy distintas a las de mi trabajo y puede que ya haya llevado un buen rato así.
Pasa una semana y el cansancio me puede, no se que hacer para que mi mente se detenga y poder dormir, ahora si que no puedo mantener la atención por más de 5 minutos y lo único que pienso es en ¿qué querrá decirme?, seguro no le gustó, ¿y si me echan? ¿Qué hago yo sin trabajo y con tantos gastos?, ¿cómo se lo explico a mi marido?…
Son esos pensamientos que vienen sin avisar, parecen unos intrusos que entran en mi cabeza, y llegan para quedarse porque no hay manera de que deje de pensar en eso. Y la verdad no sé si quiero dejar de pensar en eso, ya me encuentro muy desmotivada y lo más seguro es que mi jefe lo haya notado, así que creo que es mejor prepararme para el despido.
Y por fin llega el tan esperado viernes, anoche ya directamente no dormí ni 5 minutos, me encuentro fatal y no puedo parar de picar en la cocina. Estoy muy segura de que no le ha gustado mi trabajo y me echarán, y es que no me puedo defender, ahora mismo ni recuerdo de que iba el proyecto como para explicarlo.
Las mariposas en el estómago me están matando, me ha llamado una amiga para reprocharme que no fui a desayunar con ellas… yo es que ni me acordaba de que había quedado para hacer algo.
Ya son las 18h y en media hora es la dichosa reunión, no se cuantas barritas me he comido ni cuantos chicles he masticado, es que ¡hasta estoy sudando!, no lo puedo disimular. Ha llegado el jefe y empieza la reunión ¡oh no viene con el director!, ahora sí, definitivamente me echan…
Concluye la reunión y estoy completamente en shock, no me puedo creer que me hayan felicitado pro el trabajo y ¡me han ascendido a jefa del proyecto! Claramente no es, para nada, lo que me esperaba, pero… ¿y si no soy capaz? Es qué si no lo hago perfecto, voy a arruinar todo el proyecto. Agradezco que me hayan ascendido, pero me parece que esto es una prueba, ¡sí, seguro es eso, quieren probarme!, y seguramente no lo conseguiré y ahora si me echarán…
Ya es sábado y pretendo compensar mi falta de aquel día para desayunar, le he dicho a mi amiga para ir a tomar un café y, dicho sea de paso, ya le cuento lo del ascenso.
Hemos quedado a las 17h y observo que llega con tres amigas más y una que no conozco para nada ¿qué significará esto?, seguramente querrán decirme algo malo, porque para que las haya traído sin haberlo acordado… y ¿qué pinta aquí la nueva?
Se sientan y pedimos un café, observo que mi amiga se sienta justo enfrente de mí, – creo que me está mirando fijamente, seguro es porque me querrá decir algo y no estoy preparada para ello – de repente se gira y saca una tarta que traía y claro yo no me había dado cuenta por estar distraída imaginándome lo que podía ocurrir en este encuentro – y me dice que, había traído algo para celebrar el ascenso, ¡Ya lo sabía! ¿cómo era posible? Al minuto y medio llega mi marido, – ¿y cómo dudarlo? Había sido él, el se lo había comentado- me da un beso y me pregunta por la sorpresa, que me había notado muy distraída y nerviosa desde hace unos días, quería que me despejara y celebrar la gran noticia.
Y la chica nueva, ¿entonces qué? Me la habían presentado y ya hasta olvidé su nombre, -aún siento que no soy capaz de prestar toda la atención que necesito- Me dicen que ella es una compañera del pilates (justo salían del pilates ahora) y es gerente de proyecto, con mucha experiencia. De hecho, se ofreció en ayudarme en lo que necesitara, me dijo que tenía unos días libres y que sin problema podía mirar el proyecto. No esperaba esto, pero creo que el conocerla ha sido muy oportuno, seguramente me ayudará mucho en darle una vuelta al proyecto como me lo han pedido.
Han pasado dos semanas desde el ascenso, considero que las cosas van bien y encaminadas. El equipo ha llevado bien este cambio y me han apoyado. Sin embargo, aún siento esas mariposas en el estómago y mi mente no para de pensar cosas catastróficas, no dejo de imaginarme el peor escenario y no es solo eso, ¡es que lo vivo! Me siento como si estuviera en ese momento, no se que puedo hacer para descansar la mente un rato y dejar estos pensamientos que me están atormentando, ¡es que si no es una cosa es la otra! El proyecto, los comentarios que me pueda hacer mi jefe, mi marido y mis amigas, la situación en general del país, que con todos estos cambios no puedo dejar de ver las noticias y por supuesto el móvil, tengo que estar pegada a él y revisarlo cada dos minutos para sentir que no me pierdo de nada.
Después de escribir esto y comentarlo con mi marido, creo que voy a tener que acudir a un especialista, este tormento es como una enemiga que siempre está ahí, acechando.
¡Creo que mi enemiga se llama Ansiedad!
Si te sientes identificada/o con la señora K, es muy posible que estés padeciendo ansiedad, y cualquiera de sus modalidades. Es algo común que padecen el 80% de la personas que acuden al psicólogo y se cree que hasta un 20% de la población mundial (aunque probablemente sea superior).
Si es así escribe a: info@terapiaencasa.es o dale a contacto . Te valoraremos en nuestra primera sesión gratuita.
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