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Antes de nada, definiremos hábito o rutina como la repetición de movimientos y conductas simples, aprendidas, que juntas, nos llevan a la realización de un fin preciso.
«Por ejemplo: sacar a pasear al perro todos los días a la misma hora o cepillarnos los dientes cada día.«
Entonces, adquirirlo es el resultado de la reorganización de los movimientos elementales. Adquirir un hábito es asimilar una conducta determinada después de varias repeticiones y constatar que el resultado ha sido productivo. Es decir, ha sido reforzada esta repetición por las consecuencias obtenidas.
«Sacar al perro me da la satisfacción de un cariño por parte de mi amigo peludo; o cepillarme los dientes, a parte de tener una buena salud dental, que la gente no opine que tengo mal aliento o que tengo una dentadura mal cuidada.«
Ahora, la mera repetición del movimiento no es lo principal. El progreso de la adquisición del hábito y la rutina será la realización de movimientos diferentes pero orientados a la misma dirección.
«Por ejemplo, el estudiante de teatro no repetirá los mismos ejercicios una y otra vez, sino que va a perfeccionar con su arte y energía la interpretación del personaje, es decir está orientado hacia una dirección en concreto.»
Otro ejemplo es el niño que está aprendiendo a escribir, al principio parecería que está bajo tortura, rígido, tenso, intentando superar las expectativas de los maestros, pero una vez ‘personalice’ la acción de la escritura con su arte, la actividad le resultará placentera y armoniosa; no se detendrá a pensar en lo complicado que es girar el lápiz sobre el papel, sino que por el contrario lo hará sin pensarlo y verá su escritura como su obra personal.
¿Pero cómo adquirimos estas rutinas o hábitos por nosotros mismos desde nuestro hogar?
Técnica del Espaciamiento de los Ejercicios, la mejor aliada de nuestra mente
Con esta técnica, si dejamos pasar un tiempo prudente entre la realización del ejercicio y la siguiente sesión hará que el aprendizaje del nuevo hábito sea mayor y menos tortuosa.
» Si queremos aprender un libreto podríamos leerlo durante 6 horas unas 10 veces seguidas, ahora, con esta técnica podremos aprender el mismo libreto leyéndolo por menos veces, pero en un intervalo de tiempo mayor, por ejemplo 48 horas.»
Si asociamos el hábito a la inercia podríamos deducir que si mantenemos la misma conducta sin modificarla ésta podría convertirse en un hábito, tendría que ver con una inercia del funcionamiento nervioso, en contraste a esta teoría tenemos la que afirma que es la mente, la voluntad, las ideas las que van a crear un nuevo hábito. El movimiento será más instintivo que aprendido, hay armonía entre alma y cuerpo, por ejemplo, la bailarina que está empezando a aprender sentirá que su cuerpo es un obstáculo, se resiste, no deja pasar la idea nueva; una vez adquirido el hábito su cuerpo será interprete, espejo de su idea.
De esta manera nuestra rutina aprendida en casa ya no es inercia ni mecanismo, es gracia, es mente y voluntad genuina.
Pero también hay enemigos del cambio; de la búsqueda de conseguir esa ansiada rutina o hábito que queremos normalizar en nuestra vida.
Procrastinación es enemiga del hábito
Éste fenómeno que cada vez se hace más común entre estudiantes, compañeros de trabajo, familiares y por supuesto, nosotros mismos; convirtiéndose en nuestro peor enemigo a la hora de establecer nuevas rutinas funcionales.
Aplazamos la actividad que aún no hemos considerado un hábito porque no ha sido internalizada como una idea que forme parte de nosotros, aún es un movimiento asociado con la inercia, algo que se debe hacer, sabemos que lo debemos hacer, pero siempre encontramos una razón para aplazar esa actividad pendiente, justificándolo bajo cualquier concepto o pretexto para luego “disfrutar” con esa nueva planificación que no se pudo completar por razones independientes de nuestra voluntad.
Desde terapiaencasa.es te recomendamos lo siguiente: si logramos asociar la creación de un hábito partiendo de la premisa que deba ser internalizado como una idea genuina, que sea parte de nosotros y no un obstáculo inerte que nos causa repulsión al momento de pensar en realizarlo tendremos unos óptimos resultados.
«Transforma el hábito en algo que sea bueno para ti, algo que te inspire y que refuerce«
Así tendremos una estrategia clara para hacer frente a la procrastinación y sus consecuencias tan paralizantes y limitantes para aprender, ampliar nuestros horizontes y salir de esa zona de confort que tanto nos limita y nos impide crecer en este mundo cada vez más lleno de información a nuestro alcance.
Si aún así, no te ves capaz; siempre tienes a profesionales, como los psicólogos online, dispuestos a ayudarte a luchar contra la procrastinación. Para contactarme a mí o a alguno de mis compañeros/as, escribe a: info@terapiaencasa.es o dale a contacto
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Este artículo ha contado con la colaboración de:
Rubén Tovar Bordón
Fundador, Director técnico y Psicólogo Sanitario de terapiaencasa.es
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