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Actualmente recibimos muchas solicitudes de padres preocupados por sus hijos adolescentes e incluso, solicitudes de adolescentes que buscan ayuda por no sentirse bien.
La adolescencia es una etapa de la vida compuesta por muchos cambios, unos que pueden ser más graduales y otros que se presentan a la vez; lo cual genera en el adolescente la necesidad de aprender a adaptarse a distintas situaciones de manera rápida y eficaz. Pero en muchos casos, esto no es necesariamente lo que sucede y las demandas contextuales y personales son superiores, lo que dificulta una adaptación adecuada.
En la adolescencia encontramos muchos cambios, entre ellos los biológicos, contextuales y personales, los cuales generan en el adolescente una gran carga afectiva.
La adolescencia es, por tanto, un período de transición donde por un lado aprendemos a relacionarnos con los demás, adoptar responsabilidades, a resolver problemas, a ser cada vez más independientes y, por otro lado, a gestionar nuestras emociones, conocernos, descubrir lo que nos gusta y lo que no, establecer límites, habilidades de afrontamiento, a establecer relaciones más íntimas e inicio de la sexualidad, entre otros muchos cambios.
Los trastornos de ánimo en adolescentes pueden ser consecuencia de una serie de motivos, entre ellos no solo una adaptación inadecuada al medio, sino también producto de una sensación de rechazo, sentimientos de incomprensión, carencia afectiva, sentimientos de no encajar en un grupo o con nuestros iguales, tener referentes y modelos inestables, carencia de un lugar seguro o de ayuda, haber aprendido a que expresar nuestros sentimientos o lo que pensamos está mal, y, por supuesto, sentirse solos o abandonados, los cuales son la base de estos cambios anímicos.
Muchas veces estos trastornos de ánimo son mal entendidos como cambios propios de la edad, por lo que se suele escuchar mucho “ya se le pasará”, “no exageres, no es para tanto”, “No eres más que un crío”, “son tonterías de la edad” o incluso frases como “son las hormonas que lo revolucionan” … y como éstos, otros tantos comentarios que invalidan los sentimientos del adolescente, que les resta importancia a sus preocupaciones y que generan en ellos inseguridad.
Partiendo de esto, encontramos que una falta de empatía, preocupación y disposición de los adultos referentes, puede favorecer al desarrollo de trastornos anímicos en los adolescentes.
La dificultad añadida que presenta es que, los trastornos de ánimo en adultos se presentan de una manera, y en niños y adolescentes de otras, que pueden ser similares o completamente diferentes.
“Una falta de empatía, preocupación y disposición de los adultos de referencia, puede favorecer al desarrollo de trastornos anímicos en los adolescentes.”
Los adolescentes pueden manifestar sintomatología depresiva y también ansiosa, incluso se ha observado que justo en esta etapa, las mujeres suelen presentar en mayor medida este tipo de trastornos y que incluso puede iniciar en la infancia, en etapa prepuberal y en concreto en la adolescencia.
Recordemos por un momento cuando nosotros estábamos en esta etapa, la intensidad con la que vivíamos nuestro día a día o incluso las dificultades que nos encontrábamos, ahora podemos valorarlo todo de manera diferente, pero que en su momento significaba muchísimo más.
Uno de los síntomas más evidente de poder estar teniendo trastornos del estado de ánimo en adolescentes son los problemas para dormir y la irritabilidad. Los adolescentes no necesariamente han aprendido a gestionar sus emociones, aún están en ello, por lo que, si se sienten mal emocionalmente, pueden tener dificultades no solo para gestionarlo y resolverlo, sino también para expresarlo.
“Tenemos que tener en cuenta que muchos adolescentes pueden no haber aprendido todavía a gestionar sus emociones”
Debemos considerar que sus manifestaciones no son simples exageraciones o llamadas de atención, realmente enmascaran un malestar que puede derivar a otro tipo de trastornos aún más graves, como trastornos alimentarios, conductas de aislamiento, trastorno depresivo mayor, trastorno distímico, trastorno adaptativo y trastorno de ansiedad en cualquiera de sus vertientes.
Por otro lado, la presencia de esta sintomatología como las que hemos mencionado anteriormente, rechazo, invalidación, inseguridad, falta de confianza, aislamiento, carencia de entendimiento y de pertenecer a un grupo, frustración, soledad, entre muchos otros, puede derivar también a la producción de pensamientos e ideaciones suicidas.
Aunque actualmente el grupo con mayor incidencia de ideación e intentos suicidas se ubica en edades comprendidas entre 18 y 25 años, recordemos que esto es una consecuencia. Es decir, estos pensamientos están derivados de un malestar emocional crónico y que, adicionalmente a esto, no descarta que se cometa incluso suicidio en edades aún más tempranas. Hay que tener en cuenta que cuanto más temprano empiece el malestar emocional, más temprano se podrá desarrollar algún trastorno de ánimo y como consecuencia, la ideación suicida y su posterior consecución.
Si te has sentido así o actualmente es lo que te ocurre, créeme, necesitas hablar de eso. Es probable que tengas muchas emociones guardadas y que esto, en efecto, te esté generando un gran malestar y otro tipo de dificultades. Si esto es así ¡busca ayuda psicológica! Si lo deseas, nuestro equipo de psicólogos online puede ayudarte.
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