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¿Te ha pasado alguna vez, tener algún movimiento que sientas que no puedas controlar ni entiendas por qué lo tienes?
¿O incluso que sientas algo “raro” y que no sepas cuanto tiempo llevas con ese movimiento o emitiendo ese sonido?
Puede que te ocurra o haya ocurrido en mayor medida cuando nos encontramos en situaciones estresantes o con mucha carga emocional…
Cuando observamos a alguien haciendo algún movimiento que se vuelve repetitivo podemos asociarlo con esto que tanto se escucha como “Tic Nervioso”, en ocasiones puede ser eso y considerar que es algo superficial, pero en otras nos encontramos frente a una patología clínica, en este caso, un síndrome.
Empezaremos a abordar este tema recordando que un Tic, es una conducta motora o movimiento involuntario y repetitivo que se produce por la contracción de la musculatura, en mayor medida, faciales.
Los Tics usualmente se manifiesta en niños, sin embargo, encontramos que existen factores externos e internos, que pueden generar el inicio y mantenimiento de los tics, como por ejemplo el estrés, encontrarse en situaciones difíciles de afrontar, altos niveles de ansiedad y carga emocional.
Existen varios tipos de tics, aunque hemos mencionado que los más conocidos son los movimientos faciales estereotipados como, por ejemplo, el movimiento repetitivo de párpados; hay otros que no necesariamente son motores, podemos encontrar tics de tipo sonoro como la emisión de gruñidos. Estos síntomas pueden ser constantes y prolongarse en el tiempo o, por el contrario, ser eventuales o que dependan de etapas.
Cuando nos encontramos en situaciones que nos demandan más recursos y nos generan malestar y en especial, ansiedad, podemos desarrollar tics nerviosos, sin embargo, en estos casos, se presentan de manera situacional, es decir, una vez superado el evento problemático, se puede ir disipando la manifestación del tic. Puede ocurrir también posterior a una temporada de alto nivel de estrés continuado, esto sucede porque el cuerpo una vez que se relaja tras un período medianamente prolongado de alta activación, puede desarrollar movimientos estereotipados que contribuye a la relajación de los músculos y la pérdida de tensión. En estos casos nos encontramos frente a tics nerviosos transitorios.
Si no es así y es una situación más compleja y constante, podemos encontrarnos frente a tics que son crónicos, como sería en el caso del Síndrome de Tourette.
El Síndrome de Tourette, es un trastorno del neurológico que como síntoma principal se encuentran los tics. Suele presentarse desde la infancia o en la adolescencia, donde la persona manifiesta en ocasiones más de un movimiento o sonido estereotipado, el cual se puede ver aumentado o intensificado en situaciones con alta carga de afectación ansiosa y disminuido en temporadas de mayor tranquilidad de la propia persona, pero que, aunque su manifestación sea baja, sigue siendo una afectación crónica, es decir, lo que puede variar es la frecuencia e intensidad de las manifestaciones de los tics y su complejidad.
Este síndrome suele presentar síntomas iniciales basados en tics motores y con mayor frecuencia faciales, como el parpadear, hacer mueca o mover la nariz de manera repetitiva incluso hacer sonidos con ella, sin embargo, éstos pueden ser sustituidos o acompañados de otros tics motores dirigidos al cuello y/o extremidades (por ejemplo: tensión del cuello, o sacudida de las extremidades) o vocales (aquello que generan una emisión de sonido).
Adicionalmente a los ya mencionados, hay tics como la reproducción de lenguaje inapropiado, gritos, incluso emitir sonidos propios de otros animales o gestos obscenos e impropios de situaciones sociales y que, si bien no son necesarios para llevar a cabo el diagnóstico, pueden presentarse al igual que la ecolalia – la cual consiste en la repetición de las palabras o frases que ha dicho la otra persona con quien se interactúa – y repetición de los movimientos de los otros.
En este síndrome se puede evidenciar la presencia de pensamientos reiterativos y de carácter obsesivos.
Si bien, este síndrome no tiene cura, existen tratamientos conductuales que permiten mitigar la afectación, si la hubiese, en la vida diaria de la persona.
¿Sabías que el Síndrome de Tourette tiene relación con otras patologías y trastornos?
Este síndrome, al igual que muchas otras afectaciones de tipo mental presenta relación con otras patologías como lo es el Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastornos de Ansiedad y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y problemas del control de impulsos, que pueden aumentar la dificultad del tratamiento, por este motivo, debe realizarse una evaluación exhaustiva de la persona y abordar, de la misma manera, la sintomatología que está relacionada con dicho síndrome y que a su vez lo puede estar manteniendo, es decir, debe realizarse un adecuado estudio y plan de intervención considerando no solo el síndrome de Tourette o focalizando la atención en la disminución de las manifestaciones de tics sino que también, se debe abordar los trastornos o sintomatología que observemos en la persona y que pueden llegar a ser comorbilidades.
Por último, quisiera añadir que, si bien es una afectación hereditaria y que suele presentarse en mayor medida en personas de sexo masculino, no es un síndrome determinado por otro factor. Sin embargo, cualquier persona puede desarrollar un tic a lo largo de su vida, como hemos explicado, hay situaciones internas y externas que pueden provocar el inicio de manifestaciones de tics.
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